La Caravana del consuelo, de la esperanza y de la paz llegó a Ciudad Juárez, el epicentro del dolor, el 9 de junio de 2011 para firmar un Pacto Nacional Ciudadano por la Paz con Justicia y Dignidad.
El Pacto, como previamente se acordó, discutió, analizó y decidió por las y los organizadores locales y de México, saldría de las mesas de discusión en que participarían las y los caravaneros y todo aquel que quisiera se parte de esa promesa de honrar la palabra.
En la pasada revista Proceso del 30 de marzo , el señor Sicilia hace una declaración que muestra su postura y exhibe su desdén ante lo que no encuadró en su Movimiento por la Paz.
A 3 años de una llama de esperanza que se apagó en la caravana a Cd. Juárez, el señor reitera en esa entrevista:
10 de junio. Ciudad Juárez hierve. Pero el pacto no se cumple. Los malentendidos y cierta izquierda dura –esa, cuya ideología, hecha no de crítica sino de consignas, vela la realidad; esa que no conoce la íntima relación entre medios y fines; esa que en la apuesta por el todo o nada divide y termina en el fracaso –revientan las mesas. Los seis puntos se vuelven un galimatías de demandas absurdas. No hay manera de controlar el desastre. Al día siguiente, en El Paso Texas, con la comunidad latina y las asociaciones estadunidenses que nos apoyan, Emilio Alvarez Icaza y yo nos desdecimos: el pacto no es ese conjunto de disparates que se firmó en Ciudad Juparez, sino, como se había pactado, los seis puntos. Hay turbulencias en el MPJD y en algunas izquierdas duras.
Ante sus declaraciones, me permito precisar algunas cosas, que tenemos muy claro la izquierda dura, como nos llama el señor Sicilia:
1. El acuerdo con Cd. Juárez, fue que el pacto saldría de la caravana a Juárez, a partir de la discusión de una agenda acordada que se desarrollaría a través de mesas de discusión en las aulas de la Universidad Autónoma de Cd. Juárez, no de un pacto pre establecido.
2. Las mesas estuvieron conformadas por las y los caravaneros y poca asistencia de la comunidad juarense, el papel de la izquierda dura fue instalar las mesas, apoyar el nombramiento de secretaría y recoger los resolutivos de cada una.
3. Hubo largas e interesantes discusiones en cada mesa, las y los caravaneros sintieron que ésta vez su voz se escucharía y sus demandas se conocerían. Se discutió sobre los problemas de la inseguridad, la militarización y también sobre los problemas del agua, de la tenencia de la tierra, la educación, la contaminación de las mineras y muchos mas que un gobierno sordo y ciego, no quiere atender.
4. Al final, se unieron todos y cada uno de los resolutivos de cada mesa. No se podía dejar fuera a ninguno, como ninguna demanda podía evaluarse si debía ser incluida o no, fuimos participantes, mediadores y facilitadores del diálogo, no censura.
5. Es erróneo que diga, el pacto no se cumple, porque no habíamos convenido (las organizaciones y el movimiento) un pacto preestablecido, lo correcto es decir, el movimiento de Sicilia decidió no cumplir el pacto.
La palabra de las y los caravaneros no se hizo pacto, el señor Sicilia las desechó porque para él, fueron y cito textual: galimatías, conjuntos de disparates, demandas absurdas y un desastre, en vano fue el gran esfuerzo de muchos hombres y mujeres que emprendieron un largo camino por creer que sus demandas serían conocidas, respetadas, atendidas.
Recorrió la nación y el extranjero la foto en que el señor Sicilia, alzando el brazo ondea el pacto que en el Monumento a Juárez acababa de firmar ese día de junio de 2011, junto con otros personajes solidarios, entre ellos, Monseñor Raúl Vera.
Cabe preguntarnos, ¿por qué no tuvo valor o decencia o ambas de haber dicho de frente y desde ese podio, que no aceptaba las exigencias de la Caravana como pacto?. Ahí estaban las y los caravaneros, listos para abordar los camiones de regreso, ahí estábamos las y los juarenses. ¿Porque lo tuvo que hacer al día siguiente y en Estados Unidos?, no lo sabemos, lo único que constatamos fue el principio del fin de un incipiente movimiento que prometía ser ciudadano y nacional.
El señor Sicilia lo dijo claro: Icaza y yo nos desdecimos en El Paso, Texas; que pena por ellos, que lamentable para quienes recorrieron muchos kilómetros con una esperanza que resultó fallida y que falta de respeto para Cd. Juárez.
En este marco, cabe contrastar el pensamiento de Don Luis Villoro, un hombre que luchó y defendió realidades sociales que en un inicio le resultaban ajenas: los indígenas. Su palabra evidencia lo dicho y desdicho por el Señor Sicilia durante una malograda caravana y un desafortunado pacto, a saber:
La filosofía –explicó Villoro– no es una profesión, es una forma de pensamiento, el pensamiento que trabajosamente, una y otra vez, intenta concebir, sin lograrlo nunca plenamente, lo otro, lo distinto, lo alejado de toda sociedad en que la razón esté sujeta. Lo otro, nunca alcanzado, buscado siempre en la perplejidad y en la duda, es veracidad frente al prejuicio, la ilusión, el engaño; es autenticidad frente a la enajenación, libertad frente a la opresión.
Esa es la mirada, el pensamiento y el espíritu de toda y todo luchador social que se compromete y solidariza con causas que conoce y desconoce, pero que hace suyas en un profundo respeto y reconocimiento ante lo desconocido, lo distinto, lo otro.
No se trata de izquierdas como lo pretende el señor Sicilia, porque no podemos ni debemos homogenizarnos para poder luchar por la paz y la justicia, y contra la opresión estatal, pero si es fundamental reconocer al otro y la otra, abrazar su causa, hablarnos de frente y siempre, siempre… respetar la palabra.
Congruencia poeta. (la Jornada, Junio 16, 2011, Octavio Rodríguez)
El documento del pacto está disponible, se puede solicitar a: pastoralobrera_juarez@yahoo.com
Elizabeth Flores es Directora del Centro de Pastoral Obrera de Cd. Juárez, A.C. JuárezDialoga la ha invitado por su compromiso social con las causas justas y Ciudad Juárez.