Por Itzel González
En memoria de María del Rosario Luna,
Rosa Escajeda Galindo
y Rosalía Esther Vázquez Holguín
a quienes les fue arrebatada la vida
en el trayecto a sus hogares
después de la jornada laboral en la
fábrica Eagle –Ottawa, en octubre del 2010.
Especialmente, ¿qué hacer con aquéllos que se deslizan por las yemas de mis dedos? Brenda, María Celeste, Adela, Sonia, Carmela, nombres de mujeres a los que mi imaginación intenta dibujarles un rostro y tejerles una historia para que no se pierdan en el abismo de los números. Pienso en escribir, escribir-les, escribir-nos, e invocarlas en una época en la que la violencia ejercida en contra de las mujeres de esta frontera no da tregua ni marcha atrás.
A mí nadie me dijo nada
Lo que no se puede ocultar es que las mujeres de Ciudad Juárez, muchas de ellas amas de casa, estudiantes y trabajadoras están siendo víctimas de una violencia sin precedentes que se ha recrudecido con el paso del tiempo. Ello, a pesar de los esfuerzos del movimiento de mujeres, a nivel local y estatal, en la exigencia del cumplimiento y respeto de los derechos humanos, de justicia y de haber logrado la visibilización de los feminicidios a nivel internacional.
Existen numerosos informes nacionales e internacionales, emanados de las visitas a esta ciudad de relatoras y relatores de organismos internacionales como la ONU y la CEDAW, 141 recomendaciones emitidas para Juárez de las 245 que existen a nivel nacional y las resoluciones de la CIDH en contra del Estado mexicano en cuanto a los temas de procuración de justicia, reparación del daño, prevención, educación, por el Caso Campo Algodonero. A pesar de lo anterior, los funcionarios cínicamente expresan no estar al tanto de estas recomendaciones ni saber que es la CEDAW*, tal como lo evidenció el Lic. Armando Elizalde, representante de la Secretaría Técnica del Ayuntamiento, durante su participación en el Foro “¿Cumple Chihuahua con la CEDAW? que se llevó a cabo en las instalaciones del Colegio de la Frontera Norte en el mes de marzo.
Eso les pasa por andar en malos pasos
Las autoproclamadas autoridades insisten en culpar y criminalizar a las mujeres, al asegurar que sus asesinatos son la consecuencia de sus vínculos con hombres que participan dentro del crimen organizado, o porque ellas mismas se dedican al narcomenudeo. El discurso oficial misógino desea ocultar que la violencia contra las mujeres se ha agudizado, aún cuando las cifras de un seguimiento periodístico indican lo contrario. Tan sólo el año pasado un total de 306 mujeres fueron asesinadas; en el 2009, se registraron 164 casos y, en el 2008, 87 mujeres fueron privadas de la vida.
¿Y las otras?
En el transcurso de este periodo y, específicamente a lo largo del mes de julio y lo que va de agosto, se ha visto un desgarrador incremento en el número de mujeres que son asesinadas, no solamente con arma de fuego y armas blancas, sino que algunas de ellas han sido ultimadas por asfixia y, posteriormente, sus cuerpos abandonados en lotes baldíos, dentro de tambos de basura o cajas en medio de la vía pública y a plena luz del día. Además de esto, es impactante el número de mujeres jóvenes que están desapareciendo posiblemente víctimas de secuestro por redes de trata y explotación sexual. Por si no fuera poco según fuentes periodísticas, desde el mes de mayo un gran número de mujeres han denunciado malos tratos, violencia y abusos sexuales por parte de sus parejas sentimentales, esto, sin contar la cifra negra que representan las mujeres que no denuncian los hechos por desconfianza en las autoridades, o porque tienen miedo de sufrir más violencia. Estos eventos ocurren dentro de sus casas, pero también en las calles y en otro tipo de espacios, como bares o restaurantes. La explicación que muchas veces se brinda sobre estos sucesos es que los hombres, en un arranque de celos y cegados por la rabia, utilizaron la fuerza para golpearlas, lo cual es bastante grave porque en muchos de los casos este argumento sirve para atenuar la responsabilidad de los agresores y de esta manera se descontextualiza de un continuum de violencias que en el peor de los casos culmina con el asesinato de la mujer.
La violencia machista
Lo que realmente está ocurriendo en nuestra ciudad tiene un nombre: se llama violencia machista y es el resultado de un sistema patriarcal cuyo fin es el de someter y controlar a las mujeres, ya sea con expresiones tan extremas como el feminicidio o con la violencia que se ejerce contra ellas de manera sistemática en el hogar, los espacios laborales, las calles y en las mismas instituciones. Muchos grupos de mujeres a nivel internacional, como las Mujeres de Negro de la región de los Balcanes, han documentado que en contextos de guerra o en zonas donde existen conflictos armados, las mujeres han sido utilizadas como botín de guerra y de esta manera enviar mensajes al bando contrario; en Juárez las mujeres no viven una situación tan distinta. De acuerdo a algunos medios de comunicación impresos, la propia Fiscalía dio a conocer el pasado 12 de agosto encontrarse en alerta roja, al reconocer que las mujeres están siendo asesinadas a manera de venganza por la pugna que existe entre diferentes grupos del crimen organizado en la zona. Sin embargo, nos olvidamos que en esta guerra las mujeres también están siendo un botín no sólo para los grupos criminales más evidentes, ¿dónde quedan las incompetentes autoridades, los grupos poderosos de empresarios o el marido que aunque también explotado dentro de la casa ejerce su poder de macho?
Las mujeres están siendo violentadas y asesinadas porque es posible, porque la impunidad en la que vivimos nos dice que la vida de las mujeres no vale nada, porque finalmente el sistema de justicia aún y con sus muchas reformas sigue teniendo una mirada misógina a la que no le interesa en lo más mínimo los derechos humanos de las mujeres. La sociedad entera tenemos que sentirnos agraviados por esos crímenes, hacerlos propios, como atentados que desbaratan y dañan nuestras comunidades además de que hay que perpetuar la memoria histórica para no olvidar hasta que no haya justicia.
No es suficiente el número de víctimas para emitir una alerta de género
Ese es el mensaje desde la Fiscalía General del Estado, en declaraciones de Rosa María Escajeda, titular de Control Interno. En su opinión y según la entrevista que le realizó el periódico La Jornada (23 de agosto del 2011), los 222 crímenes de mujeres en todo el Estado durante los primeros 6 meses del año no son tantos para hacer uso de medidas como la alerta de género. De poco sirve que tengamos los instrumentos jurídicos como la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y la Ley Estatal del Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, cuando la vida de las mujeres se tiene que regatear. Al final, para ellos Brenda, María Celeste, Adela, Sonia y Carmela son sólo eso, nombres. Para mí y otras y otros, representan la energía para seguir luchando.
* Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación en contra de la mujer, por sus siglas en inglés.
Itzel González es psicóloga y ex alumna del East Side Institute de Nueva York donde adquirió conocimientos en Terapia Social. En JuarezDialoga se le ha invitado por ser una activista por los derechos de las mujeres, actualmente colabora en la Red Mesa de Mujeres de Ciudad Juárez en la investigación, monitoreo y seguimiento a las Leyes General y Estatal por el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia.