Sin duda la vida nos va dando lecciones, en ocasiones contradictorias, pero no pienso discutir eso. Lo que quiero compartir es que si algo he aprendido en los últimos tiempos es a dejar que las personas adultas tomen sus propias decisiones y asuman las consecuencias de las mismas. A cambio, no debo ni de enojarme, ni considerarlas contrarias ni nada. Es atender a la gente con la dignidad que se merece porque, andar decidiendo por otros y otras es considerarlos un tanto estúpidos/as. Esa actitud digamos que la desaprendí después de ver a Claderón cada que viene a Juárez y nos dice por qué estamos como estamos, cómo estamos y que debemos pensar y sentir al respecto… Yo no soy estúpido, y le pido al presidente y a todo el gobierno que me trate como adulto responsable de asumir las consecuencias de mis decisiones.
Algo así pasa ahora con la propuesta de Sicilia, supongo. Importante a considerar veo dos cosas. La primera, el liderazgo moral de Sicilia, que hasta el momento no ha sido cuestionado. Tal vez sea que por ser poeta habla con el corazón en la mano, tal vez sea que su motivación sea la búsqueda personal de justicia, tal vez sea el caudillo que mucha gente esperaba, pero lo cierto es que ha hecho un llamado al que han contestado muchos mexicanos, y qué a diferencia de otros llamados este parece tener una propuesta que va más allá que una marcha en el Distrito Federal. De hecho.
Su propuesta es amplia, y esto me lleva al segundo punto a considerar, permite que muchas personas puedan adherirse, pero es justamente aquí donde nuestra vocación democrática se pondrá a prueba. Desde personajes de la izquierda más radical, hasta grupos empresariales se han sumado a la caravana que sale de Cuernavaca y concluirá en Ciudad Juárez y a los 6 puntos que se han manifestado como necesarios que cumpla el gobierno o de lo contrario… de lo contrario ¿qué haremos? Todavía no lo sé, pero sí sé que el gobierno no tiene ni la capacidad ni la voluntad de cumplir.
Pero en este muégano de voluntades ciudadanas tenemos también quien se suma por primera vez a un movimiento, quién ya tiene experiencia en estas lides, quiénes están esperando a que llegue el momento de la revolución, quienes tienen la esperanza de posicionarse políticamente, quienes han hecho de la miseria ajena una forma de vivir, quienes están dispuestos a sacrificar hasta la familia por una causa justa o quiénes ya han defraudado a la sociedad civil por venderse al mejor postor después de una movilización tan grande.
De todo hay en esta viña del Señor…. no, en esta viña que será nuestra, pero sólo si aprendemos a dialogar (más allá de decir o escuchar) con quienes son tan diferentes y si logramos llegar a los acuerdos mínimos para salir adelante. ¿Confianza? Espero que llegue un día, pero por lo pronto veo que se empieza a practicar más un modo de conversación, más al estilo del norte, más bárbaro le dicen algunos, pero definitivamente honesto, para mentir esta el gobierno, nosotros, quienes nos hemos sumado a este llamado, preferimos decir las cosas como son.
Por lo pronto, cada quién decidirá si se adhiere o no y desde que postura lo hace, y cada quien asumirá la consecuencia de esa decisión. La ventaja es que hasta el momento no hemos perdido el privilegio de equivocarnos y salir adelante.