¿Qué pasa con algunos abogados de Ciudad Juárez y los derechos de las personas?
A raíz del primer matrimonio civil entre dos hombres, realizado en esta ciudad el 13 de febrero pasado, hubo, como era de esperarse, diferentes reacciones. En esta ocasión conviene detenernos en la participación de dos destacados abogados: el Presidente y el Decano de la Barra Benito Juárez.
En una rueda de prensa, realizada la última semana de febrero, el Presidente de la Barra y Colegio de Abogados de esta ciudad afirmó que entregaría al Congreso local una solicitud para que en el estado de Chihuahua se llame “gaymonio” o “lesbimonio” a las uniones no convencionales (Norte digital). Es decir, propone que se legalice la discriminación. Esa propuesta, por supuesto, no es original. Fue publicada en un artículo del médico Fernando Cavanillas de Blas en una página del nacionalcatolicismo español (catholic. net).
Es lamentable la ignorancia en materia jurídica, filosófica, religiosa, cristiana, científica y humana del Sr. Presidente de la Barra y Colegio de Abogados en esta ciudad fronteriza. Por la enorme importancia de su puesto y de su profesión, las posturas del Lic. Jesús Eduardo Mariscal se van a convertir en representativas de una parte, cada vez más pequeña, de una sociedad chihuahuense retrógrada que se empeña, en su lecho de muerte, en atropellar los derechos de las personas. La mayoría de la sociedad de este estado goza de cabal salud.
El portal citado afirma, en otro de sus artículos, “¿qué cabe esperar de un niño educado por una pareja estable de gays? ¿Podrá alcanzar un desarrollo armónico si en su ambiente no conoce siquiera lo qué (sic) es una verdadera madre?” (José María Macarulla, “´Matrimonio´ de gays”). La falacia por argumento se le disculpa a un periódico interesado en una agenda de odio, pero no a un abogado.
Contraer matrimonio o no contraerlo, así como quién es la persona legalmente capaz con quien se contraiga, es un derecho que debe ser reconocido por el Estado. Aquí la mano de las iglesias debe abstenerse de intervenir. No discuto el derecho que tiene cada iglesia de celebrar sus matrimonios como a ellas convenza. Eso es un asunto privado de las y los fieles de esas iglesias. A lo que no tienen derecho esas asociaciones es a intervenir en el matrimonio civil.
El domingo 9 de marzo Canal 44 transmitió un programa que tituló “Matrimonio gay”, título de suyo inadecuado, con la participación de dos abogadas y dos abogados, entre quienes estaba el licenciado Javier Cuéllar, quien hizo un triste papel. Él es Decano de la Barra de Abogados Benito Juárez, de esta ciudad y pertenece al club Macho Meneiro de Ciudad Juárez cuyo objetivo es “Enaltecer, practicar y dignificar las buenas costumbres masculinas tanto en nuestro entorno social inmediato como en todos los ámbitos del planeta” dicen ellos que el machismo es “una conducta viril, responsable, tuteladora de las buenas costumbres familiares.” Se reconocen como “Fervorosos creyentes de que Dios nos creo (sic) Hombre y Mujer (resic)” y hacen un compromiso de tipo homofóbico al decir que “no aceptamos la existencia de un tercer sexo cualesquiera (recontrasic) que sea la denominación que a este tipo de especímenes (superrecontrasic) pretenda dárseles en cualquier región del mundo o clase social.” Y terminan su primer enciso de su tercera cláusula asegurando que “el matrimonio es el único vinculo (otra vez sic) moral sólido para fundar una familia y creemos firmemente que la cabeza de esta célula social fundamental es el ser humano varón.” (machomeneirocj.com).
Dejando de lado la ortografía y la redacción de los documentos de esa sociedad, podemos entender las posturas del señor licenciado quien aclaró que lo de su pertenencia a la agrupación Macho Meneiro era “una vacilada”. Por lo menos la existencia de un grupo claramente antisocial, desde 1969, no parece una vacilada. Antes bien, debería ser objeto de gran preocupación social.
A contrapelo, Guanajuato, el céntrico estado de acendrada tradición católica ha anunciado la modificación a su Constitución local para impedir, legalmente, la discriminación. Guanajuato es el corazón del territorio cristero, por lo que los avances en derechos humanos y sexuales adquieren un mayor significado.
Los profundos cambios que se están dando en el estado de Guanajuato, en el país y en muchos otros lugares del mundo, como en su tiempo sucedió con la revolución copernicana, obligarán a las iglesias a replantearse la hermenéutica de los textos bíblicos que indebidamente, en el caso que nos ocupa, se han venido usando desde hace siglos para fundamentar el odio homofóbico.
Es lamentable que algunos (y tal vez, también algunas) abogados sustenten sus argumentos en lecturas doctrinales llenas de falacias. No critico sus lecturas. Critico que las usen en argumentos legales. Es criticable también que sean la cara de la abogacía fronteriza. Las y los profesionales del Derecho en esta ciudad merecen mejores representantes.
La sociedad sigue su curso y como cualquier ente vivo pugna por vivir. Las fuerzas que tiran hacia la muerte no tienen posibilidad de triunfo. La historia nos muestra que en cada cambio, a pesar de todo, los grupos sociales siempre escogieron lo mejor y los grupos e instituciones que se han opuesto a los cambios acaban por sumarse a ellos. Las iglesias también.
Veremos cambios importantes en la relación de las iglesias con las y los fieles que ahora hacen el trabajo sucio, como el caso de los abogados citados, cuando esas iglesias se vean obligadas a cambiar sus actuales posturas debido a los profundos cambios sociales en pro de una mejor sociedad. Por lo pronto, una ley impulsada por las iglesias en Arizona, que pretendía declarar legal la discriminación por motivos religiosos, acaba de ser vetada por la Gobernadora.
Auguro que, como ha sucedido en otros momentos de cambio, la mayoría de las y los creyentes modificarán, junto con sus respectivas iglesias, sus puntos de vista, pero una notoria minoría se radicalizará en su prejuicio, hasta el fanatismo. Algunas personas de este último grupo quedarán fuera de sus propias comunidades eclesiales mientras que la mayoría de nuestras y nuestros abogados mejorarán. Corrijo: ya están mejorando, a pesar de algunos, muy pocos en número pero bien situados en puestos de poder.
JuárezDialoga invita a Efraín Rodríguez a participar como articulista por su compromiso con la sociedad de Ciudad Juárez. Efraín es maestro en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez y entre otros, ha incursionado desde hace muchos años en los medios de comunicación participando en una variedad de temas, pero sobre todo, para desde su profesión como sexólogo promover la aceptación de la diversidad sexual.