Si el gobierno no te resuelve, si no te escucha y no te ve, ¿A quién recurres? Yo, a la opinión pública: Hoy martes 12 de enero del 2016, tuve el infortunio de perder más de cuatro horas de mi valiosa vida para realizar un solo trámite en oficinas de Gobierno del Estado de Chihuahua en Ciudad Juárez.
Ese tiempo, verdadera prueba de paciencia para cientos de personas, que incluso llevan días realizando trámites, es otra forma en cómo el gobierno (El Estado) te chupa la energía, como verdadero vampiro insaciable de dinero. No tienen la gentiliza de ofrecerte una disculpa siquiera, pero sí para traerte de una oficina a otra, incluso por errores que cometen ellos mismos. Ni si quiera por que vas a pagarles, se les ocurre atenderte bien.
Afortunadamente temprano llegó el ahora activista (¡bienvenido de vuelta!) José Luis Rodríguez y varias personas más, a clausurar simbólicamente las oficinas, como protesta por el endeudamiento desorbitante del municipio de Juárez en la actual administración del suplente de Carlos Romero Deschamps, Enrique Serrano. Gracias al arquitecto Rodríguez, no sólo nos explicaba lo turbio de ese endeudamiento, sino también nos regaló a las personas ahí formadas en filas serpentiadas, un volante comparativo y cronológico, de las deudas de las distintas administraciones municipales juarenses hasta la actual de Serrano, resultando esta última muy por encima de las anteriores con un total de 8,300 millones de pesos (leyó bien) ¿y quién los va a pagar?, ¿tiene espejo?
Curiosamente este día estaba de visita (¿de trabajo?) el representante del gobernador. De seguro entró por alguna puerta secreta, pues con tamaño séquito de guardaespaldas, no pasaría inadvertido dentro de los ríos de gente haciendo fila en todas partes, pero desde ahí se nota el desprecio por la gente de quienes se asumen autoridades civiles, comportándose más bien como virreyes. Claro, como todavía no es tiempo de campañas electorales, no sacan sus sonrisas fingidas ni sus saludos hipócritas.
Al terminar por fin mi trámite, pregunté dónde se hacían las quejas sobre el servicio y, burócratas al fin y al cabo, nadie sabía o no hay, no existe ese módulo. Por fin una persona me sugirió que me entrevistará con el representante del gobernador. Cuando subí a esa oficina, resultó ser todo lo contrario del amontonadero, trato frío y espacios saturados de las oficinas y estrechos módulos donde me (nos) atendieron: espaciosa, elegante y solitaria habitación con muebles finos donde una secretaria muy amablemente me dio entrada a quejarme con un subordinado, un tal licenciado Yunes.
Para mi mala fortuna, al señor Yunes lo conocí durante el simulacro de consulta efectuado el año pasado sobre la apertura o rechazo a la minería de Samalayuca, munincipio de Juárez. Obviamente, el señor Yunes estaba de lado de los intereses de la minera y yo del lado ecologista, así pues tuvimos diferencias. Como era de esperarse, el señor ni me resolvió nada ni encontré una disculpa y mucho menos me pasó con su jefe. Son gente que no están acostumbradas a ser serviciales, que ponen barreras bien diferenciadas de clase, donde al contribuyente común y promedio lo tratan de manera indigna, pues ninguna democracia debe permitir un gobierno contrario a la sociedad que somos todos y por lo tanto, un trato diferenciado.
También es justo decir cómo es la despolitización y enajenación de la gente que acude a estos menesteres: con resignación, algunos molestos, algunos ansiosos; celulares distractores, pláticas superfluas, quejas desorganizadas, al aire, más como lamentos que queriendo hacer algo y remediarlo. No saben que no se merecen ese trato, que pueden y se vale denunciar, quejarse, exponer, etcétera.
Las y los mexicanos no estamos acostumbrados a quejarnos (más bien a lamentarnos) y eso es malo para la salud mental y emocional por que nos hace sumisos y miedosos. Además es un derecho nuestro y una obligación de nuestros empleados (gobiernos y burócratas) tratarnos con dig-ni-dad, como per-so-nas. ¿A dónde van a parar nuestros impuestos?, ¿a los baches?, ¿a los bolsillos de los funcionarios?, ¿a la universidad que paga tan poquito?,¿a dónde van?, por que deveras, no se ven.
JuárezDialoga ha invitado a Carlos Murillo para colaborar por su trayectoria como académico en Ciudad Juárez y por su compromiso con la Sociedad Civil Organizada. Como activista se define adherente de la Otra Campaña. Ha publicado el libro La Sociedad Anónima y diversos artículos en diferentes medios de comunicación. Cómo investigador trabajó para el COLECH en esta ciudad. También colaboró con el Centro de Derechos Humanos Paso del Norte A.C. Actualmente es consultor independiente a través de Carmugo consulting servicios de sociología. Su trabajo lo puede encontrar en http://carmugosociologico.blogspot.mx/2012/02/carmugo-consulting-servicios-de.html