Las cosas están mal. Se acercan las elecciones y las cosas están mal. Los candidatos vienen con la misma fecha de caducidad que los anteriores. Tendrán diferentes marcas, diferentes colores, pero la mayoría (y esto por no conocer a la totalidad) viene con el mismo límite de utilidad. Después de las elecciones desaparecerán, se esfumarán de entre nosotros para sólo seguir cobrando.
Esto no es nuevo. La clase política que hoy prevalece nació en aquellos tiempos de la Revolución y se fue adecuando de maravilla a la realidad política del país para nunca perder el poder.
Así siempre, aunque no lo digan no lo anuncien, trabajan para ellos mismos. Los ideales de una sociedad democrática, justa e incluyente son sólo caracteres en discursos vacíos de razón y de seriedad.
Pero repito, esto ya lo sabemos. Los que están en el gobierno trabajan para las siguientes elecciones en un serpientes y escaleras por el poder casi infinito donde el pueblo, la raza, la ciudadanía, no sirve si no está dentro del “voto duro”, en el voto incondicional. Muy de vez en cuando se le toma en cuenta a “esos” más allá de las elecciones.
Este es el panorama conocido y ya nombrado. Les podemos decir “señor presidente, gobernador, diputado, senador” o parásito, ratero, sinvergüenza, hombre falto de palabra, villano, político, mentiroso, etcétera. Da igual.
Y da igual porque les reconocemos desde lejitos, pero entonces surge una pregunta, que es más bien de índole personal.
¿Cómo nombramos a cada uno que no son parte de esa clase política, a “esos” antes mencionados?
Están los “acarreados” que viven de las despensas y la promesa individual que les hacen los partidos políticos. Pero éstos siguen siendo los menos.
La inmensa mayoría de los mexicanos, ¿cómo nos podemos llamar? ¿Desinteresados, apáticos, flojos, trabajadores, individualistas, luchones, sobrevivientes, empresarios, obreros, narcotraficantes, indiferentes, inteligentes, sensatos, etcétera?
Cada quien que se nombre como quiera, sin embargo sigue otra duda: ¿Qué nombre merecen los que luchan y trabajan por una sociedad democrática, por un pueblo consciente de su condición, por erradicar la corrupción y la impunidad para disminuir la desigualdad?
¿Cómo se les llama a esos que buscan en base a un ideal establecer valores básicos para que todos tengan las mismas oportunidades de merecer por sus méritos?
¿De qué manera se les dice a esos que no se quedan en la búsqueda individual del éxito y su esfuerzo lo relacionan con su entorno humano llamado comunidad?
¿Son acaso unos fantasiosos, tontos, buenosparanada, románticos, revoltosos, inútiles, soñadores, improductivos, locos, ingenuos, utópicos, mensos, ilusos?
Al nombrar las cosas le pertenecen a uno. Y si cada uno se nombra a sí mismo entre la sociedad entonces pertenecerá a la sociedad.
De esa manera se podrá establecer la clara diferencia entre “ellos los políticos” y “nosotros la sociedad” para partir, entonces, en una exigencia conjunta. Sin embargo, como se dijo arriba, que cada quien se nombre como quiera y así pertenezca a donde guste.
Gracias por leerme,
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michvasa@hotmail.com
JuárezDialoga ha invitado a Michell Vázquez por su compromiso con quienes viven en Ciudad Juárez. Es estudiante de Literatura de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, y trabaja como profesor de secundaria. Escribe cuento, y también realiza un videoblog en you tube titulado Wachate Fany!, dedicado a fomentar la lectura. Fue columnista del periódico Norte por 4 años. Quiere y cuida a su perro Milo.