“Muerte, abrazarás a demonios hechos carne por un sueño,
a los cuerpos hechos polvo sin justicia”
Caifanes
“When the shit hits the fan, don´t say we didn´t warn you”
Anónimo
Hace algunos días estaba preparándome para salir de casa, cuando vi en Internet algo que me dejó totalmente pasmada. Era la imagen de unos cuerpos de hombres y mujeres apilados en medio de una de las principales vías de tránsito de la zona conurbada de Veracruz-Boca del Río. Medios de comunicación informaron que en total fueron 35 cadáveres los que quedaron tendidos en la vía pública, y sobre los cuáles, rápidamente las autoridades dejaron caer el peso de la estigmatización, catalogándolos como miembros del crimen organizado. En otras palabras, son criminales malosos que resuelven sus problemas de una forma peculiar. Nosotras, las autoridades, no tenemos nada que ver. Además, mientras menos delincuentes existan, mejor. ¿Mejor para quién? Un día después se supo, que justo en esa zona de Veracruz, se estaría llevando a cabo el encuentro de procuradores y fiscales de todo el país.
La experiencia de haber visto a esas personas, que fueron asesinadas para luego abandonar sus cuerpos en el espacio público y a plena luz del día, me trajo una serie recuerdos. Uno de ellos sobre fotografías del Holocausto, donde cientos y cientos de cadáveres de niños y niñas, mujeres, ancianxs y hombres eran amontonados en una especie de pirámide de carne, huesos y vidas destruidas por el horror.
En Juárez, no somos ajenos a las terribles escenas de masacres, sangre y muerte. De hecho, venimos presenciándolas desde hace muchísimos años atrás, décadas. Esta frontera que ha dado cobijo y albergue a tantos y tantas también ha ido anidando en sus entrañas lo que ahora está saliendo a la superficie en otras zonas de la geografía mexicana.
Hace muchos años atrás constaté de manera gráfica lo que en esta periferia del mundo ocurría, muchas mujeres estaban siendo asesinadas. Sin embargo, nunca imaginé la crueldad y la saña utilizadas. La fotografía que observé era del cadáver de una mujer víctima de feminicidio y fue publicada en el libro Juárez: El laboratorio de nuestro futuro de Charles Bowden, con aportaciones de Noam Chomsky en el prefacio, epílogo de Eduardo Galeano e imágenes de fotógrafos juarenses como Julián Cardona y Jaime Bailleres. En el libro podemos encontrar reflexiones y miradas sobre un Juárez convertido en espacio de experimentación del capitalismo, donde las expresiones resultantes de su devenir quedan evidenciadas en la pobreza, la marginación y la violencia permanente en esta localidad. Platicando un día con Julián Cardona, precisamente sobre esta obra, me compartió que cuando el libro vio la luz pública, mucha gente lo catalogó de apocalíptico y, quizás, ¿exagerado? Hoy en día, lamentablemente, la realidad ha venido, una vez más, a aventarnos la factura en la cara.
De acuerdo a Sayak Valencia, doctora en filosofía, teoría y crítica feminista, estamos ante lo que ella denomina como capitalismo gore, esto es, “la reinterpretación dada a la economía hegemónica y global en los espacios (geográficamente) fronterizos.” (2010, p.15). Valencia aplica el término gore, utilizado en el mundo de la cinematografía, como el género “que hace referencia a la violencia extrema y tajante” (2010, p. 15).
El fenómeno de trastrocamiento social que el capitalismo gore ha generado, retuerce la noción marxista sobre las mercancías, ya que, y siguiendo a Valencia, los cuerpos humanos han pasado a formar parte de la moneda de cambio, por medio de los secuestros o a través de los trabajos-asesinatos que los sicarios llevan a cabo.
En su libro, Valencia expone claramente cuál ha sido el caldo de cultivo para que esta violencia se haya gestado: fenómenos producidos por el capitalismo, tales como la pobreza, la falta de oportunidades para lxs jóvenes, el hiperconsumo al que nos orilla el sistema, la obediencia irrestricta hacia las demandas del patriarcado y el resquebrajamiento del respeto a la vida.
Las exigencias y el llamamiento de alerta de muchas personas, colectivos y organizaciones sociales, sobre la situación de emergencia social que vivimos en Juárez, fueron desdeñadas. Ahora vemos las consecuencias, ya que, desafortunadamente, nos hemos convertido en una suerte de espejo y referente obligado para otras localidades del país.
(NOTA DE JUÁREZDIALOGA: se publica el artículo respetando la propuesta ortográfica de la autora)
Itzel González es psicóloga y ex alumna del East Side Institute de Nueva York donde adquirió conocimientos en Terapia Social. En JuarezDialoga se le ha invitado por ser una activista por los derechos de las mujeres, actualmente colabora en la Red Mesa de Mujeres de Ciudad Juárez en la investigación, monitoreo y seguimiento a las Leyes General y Estatal por el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia.