Cómo educador y ciudadano en México espero que viva para ver el día en donde en nuestro país sea innecesario un Teletón. Las criticas serias hacia el Teletón no se encontrarán claramente en Televisa. Recomiendo tres excelentes artículos respecto a lo problemático de dicha empresa filantropica (México no debe confundir el Teletón con sus obligaciones con personas con discapacidad: ONU, El Teletón bajo sospecha, ¿Estereotipa el Teletón a las personas con discapacidad?, El gobierno mexicano no ha cumplido con discapacitados, Él quebró la barrera que impedía el voto a personas con discapacidad ). Como educadores, como psicólogos, como ciudadanos, es importante poner atención. La discapacidad no es un asunto de filantropía es un asunto de derechos humanos. En un país donde los derechos humanos son violados sistemáticamente día a día, es fácil maquillar con falsa filantropia la responsabilidad social y cultural de transformar las condiciones para que las personas con discapacidad en nuestro país vivan con dignidad e igualdad de oportunidades. Esto no puede ser dado como limosna, se tiene que exigir y tenemos que trabajar duro no solo en el contexto de nuestra terapia sino en los ámbitos políticos, sociales y culturales.
Es triste que para crear servicios profesionales básicos para la atención de diferentes discapacidades (algo que tendría que hacer el Estado) se tenga que armar un show melodramático, diseñado para conmover a los televidentes con representaciones que refuerzan una concepción de la discapacidad ligada a la tragedia y la caridad. Después vemos a gobiernos y a empresas entregando cheques millonarios a la causa, cuando por parte del gobierno a todos los niveles no se cumplen con los acuerdo ratificados en el 2008 de la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CIDPD), o, en el caso de las empresas, junto con el cheque un compromiso real a la no discriminación y se tengan instalaciones de trabajo con diseño universal, y no solo para las personas “normales”.
Debo confesar que me siento dividido, por una parte creo que es un error demonizar totalmente al Teletón en donde sin duda existe mucha gente con buenas intenciones que busca hacer un bien a un grupo claramente marginado en nuestro país, las y los niños con discapacidad. Esto incluye a contribuyentes en toda la república y seguramente centenares de personas que apoyan a que se logre dicho evento. Mas no podemos ser tan ingenuos por una parte no todo son buenas intenciones (ver los link de los artículos arriba), y aun si lo fueran, solo hay que recordar el dicho “de buenas intenciones esta empedrado el camino al infierno”. También me siento dividido porque sí existen muchos niños y niñas, muchas familias que reciben un servicio vital en los CRIT que de otra manera no la obtendrían. No solo es una cuestión de falta de recursos para acceder a la atención, en muchos lugares en el país, lamentablemente, no existen las suficientes instituciones con la infraestructura y los profesionales necesarios para dar una atención rehabilitatoria o compensatoria. Sin embargo, es importante comprender que países en donde la población cuenta con el acceso a las instituciones y profesionales de este tipo, por ejemplo Inglaterra o Estados Unidos, se reclama cada vez más que una buena atención de rehabilitación o compensatoria es soslayar el problema verdadero, que alrededor del mundo se juzga a lo que considera “anormal” como inferior, incapaz, inmoral, enfermo, desviado, etc. La CIDPD se creo desde el reclamo de grupos de personas con discapacidad en mudar la localización de la discapacidad desde los desordenes biológicos individuales a que un origen social donde culturalmente creamos condiciones que discapacitan a un grupo significante de la población que se le considera totalmente incapaz, y por lo tanto se les ve como carga, en el peor de los casos, y en el mejor, como objetos de caridad. En lo que respecta a la discapacidad en México, no nos sorprende que gente discapacitada pida dinero en las calles, no nos parece extraño entregar una limosna, no nos cuestionamos por qué como sociedad vemos esto como una solución al problema real en donde se excluye a gente con discapacidad de muchos trabajos cuando cuentan con capacidad de sobra si se crean las condiciones para que lo demuestren. No pretendo con esto aminorar logros en el país en la materia (sobretodo en la sociedad civil), ni las historias verdaderas de personas con discapacidad que han tenido éxito profesional y económico, que con esfuerzos extraordinarios de estos y de sus familias han logrado superar grandes obstáculos. Creo que es hora de enfrentar las contradicciones que como sociedad seguimos enfrentando, como el Teletón, un esfuerzo por un apoyo que se necesita, en un país donde por ley esto no tendría que ser, y en donde las personas comunes y corrientes nos relacionamos a la discapacidad por medio de la caridad y no como una cuestión de derechos humanos que tenemos que encarar. Si asumimos el reto, me encantaría que como sociedad miremos al Teletón como algo extraño, que llegáramos al punto de preguntarnos: ¿Cómo que no había una atención adecuada? ¿Cómo que se pensaba así de las personas con discapacidad? ¿Cómo que aceptábamos que no se hiciera un esfuerzo por ofrecer igualdad de condiciones? ¿Cómo que era normal y positivo dar limosna más que indignarse por la falta de oportunidades, de adecuaciones y de apoyos cuando se necesiten? ¿Cómo es que había algo tal como el Teletón?
JuárezDialoga ha invitado a Miguel Cortés Vázquez por su compromiso con la sociedad de Ciudad Juárez. Miguel busca crear ambientes de crecimiento personal y grupal desde su trabajo como docente y maestrante en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, su trabajo comunitario en el Centro de Asesoría y Promoción Juvenil, y en un proyecto independiente de terapia grupal y performativa en el Centro Fred Newman para la Terapia Social. Miguel, también dedica su tiempo libre a la música, es pecusionista, con grupos de musica folklorica latinoamericana y rock acustico. Para conocer su proyecto visitar http://www.centrofrednewman.org/