El fin de semana pasado murió el escritor Charles Bowden en su casa de Las Cruces, Nuevo México. El periodista destacó en los últimos veinte años por sus escritos y libros acerca de la frontera, la violencia y el narcotráfico. En 1996 Harper´s Review publicó su ensayo periodístico ¨Mientras usted dormía ¨, un texto seminal en el que presentaba a Ciudad Juárez como un laboratorio de la globalización neoliberal. El título, tomado de un noticiario televisivo local de nota roja, aludía también a la actitud indiferente con la que el público estadounidense se desentendía de los estragos detonados por las medidas de integración económica como el Tratado de Libre Comercio. ¨La globalización está aquí desde hace treinta años¨, escribió Bowden hace casi veinte años. Para Bowden la historia del futuro se estaba escribiendo en Juárez con la sangre de los mexicanos y dólares norteamericanos. Su trabajo puso en el mapa a un grupo de fotógrafos que intentaba articular una crítica a la globalización desde lo local. Esa colaboración con los fotorreporteros derivó en el clásico Juárez, the laboratory of the future, un libro que desde entonces se ha convertido en un referente para quienes se acercan al fenómeno de la violencia feminicida, al narcotráfico y los efectos depredadores del capitalismo neoliberal. Más recientemente, Bowden publicó libros y artículos que generaron gran atención y polémica, entre ellos Sicario, la entrevista con un supuesto asesino convertido al cristianismo, y Murder City (La ciudad del Crimen: Ciudad Juárez y los nuevo campos de exterminio de la economía global).
Aunque tenía una larga carrera periodística y varios libros publicados, a partir de los años 90 el nombre de Bowden quedó para siempre asociado a Juárez. Sus escritos sobre esta ciudad le trajeron premios y reconocimiento internacional. ¨Fue como encontrar mi ballena blanca¨, le dijo a un entrevistador en la Universidad Estatal de California en Northridge, en referencia a Herman Melville y su clásico Moby Dick.
Bowden ejercía numerosas licencias poéticas y no extraña que haya sucumbido a la tentación de convertir a Juárez en una alegoría del apocalipsis. En su obra, la ciudad es presentada a los lectores como el corazón de las tinieblas al que él —un escritor blanco y liberal— se ha atrevido a penetrar. En su afán de dar cuenta de la gravedad de las problemáticas sociales que se viven en Juárez, Bowden exhibió una tendencia a borrar todo tipo de resistencia y subjetividad política concebida desde lo local. De hecho, llegó a sostener que Juárez era una ciudad de sonámbulos en la que a nadie le importaban cosas elementales como el número de habitantes y donde la esperanza era imposible. Aunque fue generoso con ellos, y los reconoció como sus mentores, redujo a los fotógrafos al papel de informantes nativos, cuyo papel era confirmar los estereotipos metropolitanos sobre la frontera. Los describió como personajes ávidos de violencia, dispuestos a cualquier cosa por obtener una fotografía.
Sus críticos lo acusaron de fetichizar la frontera. La periodista Debbie Nathan polemizó con él y señaló su frecuente falta de rigor al reportear. En su afán por denunciar las consecuencias del libre comercio, Bowden solía hacer declaraciones estrambóticas e inexacas. El autor generó una influyente manera de ver la realidad fronteriza y convirtió a Juárez en un símbolo apocalíptico del futuro. Hizo circular en sus textos el fantasma del bárbaro fronterizo poseído por el mal radical y contribuyó a situar este territorio en un plano ahistórico; construyó su discurso anti-neoliberal con un vocabulario apocalíptico, enmarcando al Otro como subalterno y desechable. Su utilización de metáforas como gulags, sonámbulos y enmascarados denota las presiones retóricas y políticas de una época. Esto hizo que por momentos su voz se confundiera y se alinineara con la de los agentes del neoliberalismo que —incontenible— buscó denunciar. Charles Bowden tenía 69 años. El sábado pasado murió, mientras dormía.
JuárezDialoga ha invitado a Willivaldo Delgadillo a colaborar por su amplia trayectoria como activista social en la región fronteriza de Ciudad Juárez. Escribió y publicó las novelas La virgen del barrio árabe, La muerte de la tatuadora y Garabato; y fue integrante del Movimiento Pacto por la Cultura. También, Willivaldo fue profesor de la Universidad de El Paso, Texas. Actualmente estudia su doctorado en la UCLA.