Interesante el reto que habrá de enfrentar la sociedad civil organizada de Ciudad Juárez ante la coyuntura del llamado para que sea en esta ciudad donde se logre un pacto nacional de la sociedad civil organizada el próximo 10 de junio.
En esta ocasión el acuerdo político que se pretende es en un nivel distinto a cuando se sale a la calle para protestar ante la injusticia.
Se trata ahora, de acordar por encima de las diferencias ideológicas y de los primeros obstáculos ya visibles, resultado de que una parte de los organizadores de la Marcha Nacional por la Justicia, la Paz y Dignidad, en la ciudad de México aceptaron el dialogo propuesto por el presidente Felipe Calderón.
Así pues, las distintas corrientes políticas de la sociedad civil organizada en el ámbito local tienen en sus manos dejar o no, que el símbolo, ese “epicentro del dolor” en que se ha convertido Ciudad Juárez, sea utilizado para legitimar a un gobierno como el actual, o en su caso, a un Estado Nación “podrido” de corrupción e impunidad.
Tendrá que debatir la sociedad civil organizada de Juárez entre otros el legitimar o no a un movimiento, del cual algunos sectores si tienen en mente dialogar con el gobierno.
El punto aquí es la disyuntiva de elegir entre acercarse a las instituciones o ir por un movimiento ciudadano que ya ha expuesto y reclama algunas cuestiones centrales para cambiar este país, como son los seis puntos del Pacto u otros, como la renuncia de funcionarios claves, indicadores de que en verdad se desea limpiar la clase política o de que se desea dejar de avanzar en la idea de seguridad nacional que hasta ahora se tiene en el ámbito gubernamental.
Lo anterior a sabiendas de que una vez mas el gobierno al meter la cuña, ha ganado algo de terreno al enrarecer el ambiente en el que se habrían de dar tales acuerdos.