Por: Juan Carlos Mendoza
El día 26 de octubre del 2012 la Secretaría de Salud publicó la modificación de la Norma Oficial Mexicana NOM-253-SSA1-2012 para la disposición de sangre humana y sus componentes, en la que desaparece la restricción de donar sangre a personas homosexuales y bisexuales (1).
La norma, antes de modificarse, favorecía distinciones discriminatorias de tipo homofóbicas: prohibía donar sangre a la población homosexual, y por ende, violaba leyes nacionales como la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, así también, acuerdos internacionales como la Convención Americana sobre Derechos Humanos y el artículo 26 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, entre otros (2).
La modificación fue lograda mediante la intervención del Consejo Nacional para Prevenir y Eliminar la Discriminación (CONAPRED) ante distintas instancias de salud del país. Éste recibió al menos siete quejas de personas de distintas partes de México, a las que se les había negado la posibilidad de donar sangre debido a su orientación sexual. Por lo que el resultado de dicha intervención fue la eliminación de las categorías excluyentes que tenían como base la orientación sexual de las personas para donar sangre (1,2).
Diversas asociaciones civiles y activistas del país celebraron la medida de apertura. Sin embargo, otras voces recientemente han llamado la atención sobre el tema pidiendo sean eliminadas las modificaciones, restringiendo nuevamente la posibilidad de donar sangre a personas homo y bisexuales.
Como ejemplo de contraposición se encuentra una publicación titulada “Donación de sangre, exclusión justificada” en un medio de noticias de cobertura nacional, de Patricia Volkow (infectóloga del Instituto Nacional de Cancerología) y Pedro Morales (abogado litigante) (3). Otro debate reciente respecto al tema, es la criminalización de las personas con VIH, y es que en varias entidades del país se penaliza a las personas que sabiendo que cuentan con un resultado positivo lo transmitan a otras de manera intencional y premeditadamente. A pesar de que en el presente artículo me enfocaré al primer tema, puede ser aplicado el análisis, al segundo también.
Estos hechos muestran las implicaciones de distintos actores en la salud y la enfermedad. Por un lado, un sector social exige el derecho a la no discriminación; y por el otro, el grupo que en nombre de la cientificidad buscará preservar la salud de la población a través de la exclusión de un grupo social.
Las relaciones de salud y la enfermedad cambian constantemente dentro del cuerpo, como entre el medio en el que éstas se llevan a cabo (4). En América Latina, pareciere ser que la mirada biologicista sobre la salud y enfermedad, aquella que enfoca sus esfuerzos en posicionar a los agentes biológicos como principal causa de las enfermedades, se ha mantenido constante desde hace algunos siglos (5). Tal sucede en el caso de la infección por el VIH, la cual desde sus inicios ha sido vista en el mundo y en México, principalmente, desde un fenómeno perteneciente a la biología.
Desde este punto de vista, la competencia médica está enfocada a la detección de desviaciones y su corrección. Su intervención va más allá de la sanción sobre los puntos relacionados directamente a la biología, su campo de acción tiene alcances a otras situaciones que dificultan a las personas a desarrollarse adecuadamente en la sociedad. Algunas de las desviaciones que buscará controlar están en el ámbito biológico o médico, pero también estarán dentro de ese campo de acción, cuestiones sociales como el control de la sexualidad, la psicología o la política. Es decir, este sistema se dirige a identificar al <<desviado>> o de la <<conducta desviada>> y el tratamiento, con el fin de incorporarle a cumplir con su rol social o en otro caso, a excluirle socialmente (6). Lo anterior, define entonces a la práctica médica como una fuerza hegemónica en la salud, entendiéndola como Donnangelo escribe al citar a Gramsci: “como organización político-jurídica, expresada a través de la orientación que imprime al poder el grupo dominante a través de la dirección intelectual y moral o de la coerción por vía de los aparatos represivos tradicionales del Estado”(7).
Cada una de las enfermedades posee su propia historicidad. Es decir, estás cambiarán de ser un grave problema a un problema menor. De igual manera, otras emergerán en el tiempo. Avanzar o retroceder dependerá de la respuesta en materia de salud de cada sociedad; pero más allá de ello, la organización social en conjunto tendrá un mayor peso. Las enfermedades ya no pueden verse como un tema meramente biológico; estás serán distintas intra e inter grupos, en regiones del mundo y en estratos sociales. Influenciadas por la relación de la humanidad con el medio ambiente, por medio de relaciones sociales determinadas y de adquisiciones históricas determinadas (8). En otras palabras, Rosen dice: “Como fenómeno biológico, la causa de la enfermedad pertenece al reino de la naturaleza; pero en el hombre la enfermedad tiene además otra dimensión. En ninguna parte existe la enfermedad como <<naturaleza pura>>, sino que siempre está mediatizada y modificada por la actividad social y por el medio cultural que esa actividad crea”(4).
Las historia de la presencia del VIH a nivel mundial se remonta a la década de los 80´s, manifestándose inicial y principalmente en la población de hombres que mantenían prácticas homosexuales. Al pasar de los años, otras poblaciones han sido afectadas como el caso de las mujeres (feminización de la infección) Sin embargo actualmente en México, se mantienen mayores proporciones de casos en la población de hombres que tienen sexo con hombres (HSH) (9). Esta focalización de la infección en una población en específico, es congruente con la explicación de la relación salud-enfermedad, biología y sociedad anteriormente explicada.
La homofobia, entendida como la muestra de rechazo y/o la hostilidad hacia las personas por el hecho de ser homosexuales (10), es una de las situaciones ligadas al tema del VIH. Aunado a ello, el estigma asociado a la infección incrementa la vulnerabilidad, impidiendo que los programas preventivos y de atención para la infección sean efectivos entre la población.
Es entonces que a la luz de estos conceptos, la prohibición de la donación de sangre a los homosexuales o en la criminalización de las personas con VIH (cabe mencionar que no todas las personas que tienen VIH son homosexuales), se posiciona desde un discurso de la práctica médica hegemónica, que promueve y contribuye a generar un ambiente de discriminación hacia las poblaciones mayormente afectada por el virus. Relacionado a ello, valdría la pena aplicar lo que Castiel llama metaprevención, la prevención de la hiperprevención generada por una modalidad cada vez más persecutoria de las estrategias de promoción y prevención de salud. Y por ende, esto nos acerca a diversos conceptos como lo son: a) “iatrogenia virtual”, encuentra un riesgo de aumento de casos que probablemente nunca ocurrirán, b) “salutismo”, atribuye una gran parte de la responsabilidad en la enfermedad a los comportamientos no saludables y c) “salud coercitiva”, enfatiza obsesivamente los factores de riesgo de las enfermedades (11).
Es claro que la posición de este artículo es tendiente a una posición teórica de carácter social, tal como lo menciona Tetelboin: “Es cierto que ésta es sólo una elaboración entre otras. Ninguna es inocente en el sentido que cada una guarda relación , por lo menos, con el sentido que asume el investigador frente a su objeto…” (6), por ello a continuación propondré algunas de las propuestas de abordaje al tema de la donación de sangre por parte de personas homo/bisexuales y su relación a la discriminación, desde un enfoque de la salud colectiva:
a) Dar un giro a la práctica médica hegemónica, aplicando los principios fundamentales de la medicina como ciencia social que Rosen cita de Neumann y de los cuales los escritos de Virchow concordaban en gran medida (4):
1. La salud del pueblo es un problema que concierne a toda la sociedad. La sociedad tiene la obligación de asegurar la salud de sus miembros.
2. Las condiciones sociales y económicas tienen un efecto importante en la salud y en la enfermedad, y esas relaciones deben estar sujetas a la investigación científica.
3. Si la sociedad tiene la obligación de proteger la salud de sus miembros y si se reconoce que las condiciones sociales y económicas tienen un efecto importante en la salud y en la enfermedad, entonces es lógico que se den los pasos conducentes a promover la salud y a combatir la enfermedad, y que las medidas que se adopten sean tanto sociales como médicas.
b) El involucramiento del tercer sector, o llamado en nuestro entorno como sociedad civil. Realizando funciones contra-hegemónicas, trabajando con poblaciones (como lo son los HSH) o temas que el Estado ha evitado (como la homofobia) y su vez articulándose con el Estado para potencializar los beneficios de las acciones realizadas (12).
Excluir a las personas homo/bisexuales, como una medida única y explicativa a la prevención del VIH, contribuirá en menor medida en comparación con su gran contribución al fomento de la homofobia como posiblemente lo era hasta antes de la modificación de la Norma Oficial. Por lo que concluyo mencionando que las acciones de prevención del VIH, en este caso de la inclusión o exclusión de las personas homo/bisexuales de la donación de sangre, deben estar diseñadas desde una combinación de: a) recursos biológicos-médicos: como el uso de pruebas de tamizaje de reciente generación, campañas informativas sobre la donación de sangre, mejoras en las prácticas de los bancos de sangre, mejoras en el proceso de levantamiento de información para cubrir los criterios de donación de sangre, entre otras y b) recursos sociales como: fomentar o modificar leyes que favorezcan la inclusión de estos grupos al acceso igualitario de los derechos constitucionales, campañas de prevención y eliminación de la discriminación, mayor involucramiento del sector discriminado en el proceso de la creación de las políticas públicas relacionadas con sus problemáticas, entre otras.
Tal como lo dice López: “Los cuerpos en nuestros tiempos nos muestran una marca importante de nuevos procesos donde la cultura ha trascendido el proceso fisiológico; los efectos de la cultura no son tan inocuos como se creía hace unos años. Todo parece indicar que el cuerpo funciona de acuerdo a los procesos culturales: la división del trabajo, las representaciones simbólicas y las significaciones, etcétera, que mueven, alteran, aceleran, retrasan los ciclos biológicos” (13).
Literatura citada
1. Reyes MA. Eliminan restricción que prohibía a homosexuales y bisexuales donar sangre [Internet]. Notiese. 2012 [cited 2013 Mar 4]. Available from: http://www.notiese.org/notiese.php?ctn_id=6099
2. CONAPRED. Celebra Conapred entrada en vigor de norma de donación de sangre, libre de discriminación [Internet]. CONAPRED. 2012 [cited 2013 Mar 4]. Available from: http://www.conapred.org.mx/index.php?contenido=boletin&id=492&id_opcion=103&op=213
3. Volkow P, Morales P. Donación de sangre, exclusión justificada [Internet]. La Jornada. 2013 [cited 2013 Mar 5]. Available from: http://www.jornada.unam.mx/2013/02/07/ls-entrevista.html
4. Rosen G. Qué es la medicina social? De la policía médica a la medicina social. México: S iglo XXI editores; 1986.
5. García J. “La Medicina Estatal en América Latina” (1880-1930). Rev Latinoam Salud. 1981;2(30).
6. Tetelboin C. Problemas en la conceptualización de la práctica médica. Estud en Antropol Biológica. 1997;8:483–510.
7. Donnangelo MC. (1994), Salud y Sociedad. Universidad de Guadalajara; 1994.
8. Berlinguer G. El capital como factor patógeno, en Medicina y política. El capital como factor patógeno, en Medicina y política. Cuarto Mundo, Buenos Aires; 1975.
9. CENSIDA. 25 años de SIDA en México. Logros, desaciertos y retos [Internet]. CENSIDA. 2008 [cited 2013 Mar 5]. Available from: http://www.censida.salud.gob.mx/descargas/SIDA25axos-26mar.pdf
10. Herek GM. Beyond “ Homophobia ”: Thinking About Sexual Prejudice and Stigma in the Twenty-First Century. Sex Res Soc Policy J NSRC. Springer; 2004;1(2):6–24.
11. Castiel LD. La salud persecutoria. Los límites de la responsabilidad. Bs. As.: Lugar Editorial; 2007. p. 29–76.
12. De Sousa Santos B. Reinventar la democracia, reinventar el Estado. España: Sequitur; 1998. p. 1–26; 49–87.
13. López Ramos S. Lo corporal y lo psicosomático. Aproximaciones y reflexiones. México: CEAPAC Ediciones; 2011.
Juárez Dialoga ha invitado a Juan Carlos Mendoza por su trabajo como activista comprometido con la sociedad y particularmente con Ciudad Juárez. Juan Carlos es biólogo, epidemiólogo y estudiante del Doctorado en Ciencias en Salud Colectiva. También es activista social en materia de VIH, diversidad sexual y derechos humanos. Ha colaborado en organizaciones locales como Programa Compañeros A.C. y actualmente es uno de los coordinadores de la Red Nacional de Jóvenes Activistas LGBTIQ.