Hoy inician los foros a partir de los cuales el próximo gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador buscará consultar a los mexicanos para trazar la ruta hacia lo que concibe como la pacificación del país. El primero de estos eventos a realizarse en varias partes del país se llevará a cabo en Ciudad Juárez, alguna vez caracterizado por Javier Sicilia como el epicentro del dolor, pero que la sociedad civil juarense ha insistido en destacar como el epicentro de la resistencia a la militarización y la plataforma de procesos de articulación entre distintos actores sociales que han contribuido a la búsqueda de una seguridad sin guerra. Es simbólico que este ejercicio de consulta a la ciudadanía inicie en esta ciudad que todavía padece de las devastadoras consecuencias de la guerra de Felipe Calderón. Sin embargo, la premura y un diseño excluyente podrían contribuir, más que a la captación de la valiosa experiencia de una sociedad experimentada en lidear con los efectos de la militarización, corre el peligro de replicar lo que jactanciosamente se ha promovido como el exitoso Modelo Juárez, emanado del Programa Todos Somos Juárez e impulsado por el gobierno de Calderón después de la masacre de Villas de Salvarcar en 2010. Dicho programa no solamente no constituye un modelo exitoso de cambate a la violencia, sino que fue un paliativo que generó divisionismo en sectores de la sociedad civil, y que —debido a su carácer cosmético y demagógico— fracasó rotundamente en enfrentar los problemas estrucutrales que originan la violencia en la ciudad. No solamente eso, sino que contribuyó a promover una visión securitarista. La Mesa de Seguridad, emanada del Programa Todos Somos Juárez calderonista, y la FICOSEC, organismo dirigido por el empresariado chihuahuense que también privilegia las estrategias militares y policiacas de alto impacto, aparentemente son los principales interlocutores del los enviados por el virtual presidente para organizar este primer foro que tiene como título Foro para trazar una ruta a la pacificación. No extraña entonces que el tema de la derogación de la Ley de Seguridad Interior haya sido excluida del evento. Ya un sector del histórico movimiento contra la guerra en Juárez se apresta a realizar una mesa sobre ese tema afuera del recinto en la que se llevará a cabo el evento oficial, pero preocupa que los principales interlocutores del nuevo gobierno en Juárez sean quienes se han encargado de mantener viva la larga sombra del securitarismo.
A pesar de los empellones y el manejo autoritario, sectario y poco respetuoso por parte de los operadores del nuevo gobierno, el foro que se realizará hoy ha causado expectativa en los círculos de la sociedad civil, pero también ha suscitado el interés de quienes solamente aspiran a quedar en la foto. Para que sea exitoso, este ejercicio no puede ser sino el inicio de un proceso mucho más genuino en el que la sociedad juarense no sea convidada a presenciar un acto protocolario del virtual presidente, sino en el que el nuevo gobierno escuche con atención a una sociedad que tiene una experiencia que aportar, pues el combate a la violencia en todas sus expresiones no es solamente una labor gubernamental, sino de toda la sociedad. Sin embargo, ésta no puede ser reducida a convidada de piedra. Este primer ensayo en Juárez debe dejar algunas enseñanzas sobre la manera de proceder en las otras ciudades del país en las que realizarán foros similares.
JuárezDialoga ha invitado a Willivaldo Delgadillo a colaborar por su amplia trayectoria como activista social en la región fronteriza de Ciudad Juárez. Escribió y publicó las novelas La virgen del barrio árabe, La muerte de la tatuadora y Garabato. Fue integrante co-fundador del Movimiento Pacto por la Cultura. También, Willivaldo es doctor en literatura por la Universidad de California (UCLA).