Por: Juan Carlos Mendoza
Desde los 7 años de edad (tengo 28) me he involucrado en actividades comunitarias, en un principio de tipo religioso, luego, a los 16 años, inicio como voluntario en el grupo de Juventud de la Cruz Roja, para dejarlo un año después y, posteriormente a unirme como voluntario a Programa Compañeros A.C. y desde entonces he estado involucrado en diferentes movimientos como el de diversidad sexual, VIH, feminismo, protección animal, magisterial, entre otros. Todo ello, sin descuidar mis estudios académicos e incluso trabajando.
Al igual que yo, conozco a muchas personas que realizan las mismas actividades o más y ello me hace pensar ¿Qué nos hace diferentes al promedio de la juventud mexicana?.
Y es que el promedio de la juventud de México, algunas veces la mayoría, no sabe o no tiene interés en participar en la solución de las problemáticas sociales actuales. Para muestra, retomaré algunos puntos clave de los resultados generales de la Encuesta Nacional de Valores en Juventud (ENVJ) 2012[1]. La encuesta fue realizada en el 2012 con una muestra representativa de 5000 jóvenes de diversas partes del país.
- “Orgullosos y orgullosas”
El 91.1% de las personas jóvenes que respondieron, se dicen estar orgullosas de ser mexicanas.
- “No les creen”
No le creen a los partidos políticos, ni a los diputados.
- “Lo grave en el país”
Consideran que lo más grave en el país es la pobreza, el desempleo y la inseguridad.
- “De política, ni hablar ni saber”
89.6% dicen que les interesa poco o nada de política, su principal razón es porque los partidos políticos son deshonestos y en contraste, a solamente 9.5% le interesa el tema.
Piensan que se debe participar en política principalmente cuando: es obligatoria (26.4%), se tiene información y responsabilidad (20.3%) y cuando se tiene un beneficio (16.8%).
- “Dudosa fuente de información”
Los medios más utilizados para informarse de lo que pasa en el país son la televisión con un 61.7% y el internet con un 11.7%.
Dados los datos anteriores, esta es una de las [raras] veces en que las encuestas, a mi parecer, reflejan la realidad. Siendo los resultados, claramente personificados en un grupo virtual de estudiantes universitarios de nuestra casa máxima de estudios de Ciudad Juárez (pensaría que en muchas otras poblaciones juveniles del país también se reflejan). Durante algunos meses he seguido fervientemente a un grupo de Facebook de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, he leído detenidamente las publicaciones y comentarios que se vierten en él los cuales me dieron pauta a la elaboración de este escrito.
Algunas discusiones que me parecen importantes retomar y que se relacionan con las tendencias presentadas por el Instituto Mexicano de la Juventud son:
- Participación política: se considera a las personas que comentan y hablan de política como agentes ajenos al grupo, incluso se ha pedido la expulsión de las mismas. En su lugar, se prefieren tópicos como la venta de comida, de artículos de tecnología o incluso, cuál maestro es menos estricto que otro.
- Desconocimiento sobre sus derechos: considerar que el derecho a la educación gratuita y de calidad no es para las personas universitarias y que lo justo es pagar para poder apreciar los conocimientos adquiridos, el permitir atropellos por el personal de seguridad de la universidad y no presentar quejas formales a la autoridad por ello.
- Ausencia del sentido de pertenencia social: nula o escasa participación en los movimientos sociales de cualquier índole. En los recientes casos de inundaciones, la afectación del magisterio con la reforma educativa, el alza al IVA en la franja fronteriza o ahora en la privatización de PEMEX, no ha existido movilización o posicionamiento de apoyo alguno por parte de la población universitaria.
Ante este panorama avasallador, se encuentra de fondo una recurrida justificación que intenta acallar a las pocas personas que posicionan, discuten y cuestionan temas de esta índole: “el cambio lo haces tú, siendo mejor persona”. A esta creencia le he llamado, la filosofía del cambio está en uno mismo.
Vázquez Rocca resume de buena manera la modernidad líquida y la fragilidad humana, ambos términos propuestos por Zygmunt Bauman: “La modernidad líquida –como categoría sociológica- es una figura del cambio y de la transitoriedad, de la desregulación y liberalización de los mercados. La metáfora de la liquidez –propuesta por Bauman- intenta también dar cuenta de la precariedad de los vínculos humanos en una sociedad individualista y privatizada, marcada por el carácter transitorio y volátil de sus relaciones. El amor se hace flotante, sin responsabilidad hacia el otro, se reduce al vínculo sin rostro que ofrece la Web. Surfeamos en las olas de una sociedad líquida siempre cambiante –incierta- y cada vez más imprevisible, es la decadencia del Estado del bienestar”[2].
Ante esta imprevisibilidad, no se puede vivir aislado del entorno, debido a que los modos de vida colectivos demarcan las condiciones económicas, políticas, de salud y culturales de cada grupo[3]. Existiendo una organización jerárquica de la realidad, de la que se pueden destacar entonces tres categorías:1) lo social: incluye, entre otros, las formas de gobierno y las formas de desigualdad social, 2) lo grupal: encontrándose la familia, los grupos de pares, el sitio de trabajo, la escuela y las localidades de residencia y 3) lo individual: que abarca las características biológicas, la subjetividad y las conductas de las personas[4].
Si bien es cierto, como lo mencioné, existen grupos minoritarios de jóvenes que conscientes de la realidad posicionan temas sobre las problemáticas sociales, pero desafortunadamente son opacados por estás “olas gigantes de liquidez mayoritaria”. Por lo que nuevamente me preguntaría ¿Qué tiene de diferente esta población de jóvenes, que la mayoría no tiene o tuvo?.
Las respuestas serán varias, por ejemplo podría retomar los datos de la ENVJ 2012 y podría arriesgarme a realizar una aseveración muy tendenciosa: este grupo de personas son las que participan en política por contar con información y responsabilidad y además no pertenecen al 61.7% que considera a la televisión como su fuente de información sobre lo que acontece en el país. Como esta, pudieran existir un sin fin de explicaciones, sin embargo la oportunidad de cambiar este trágico panorama está en manos de la sociedad en conjunto y no solamente en el yo mismo. Cambiar las estructuras es complejo, sí, pero trabajar en las transformaciones de las relaciones personas-colectivos será un primer acercamiento para logRarlo.
Para empezar o continuar el cambio:
El 11 de diciembre de 2014, fue presentada la Agenda Nacional de Juventudes “Las Juventudes Proponen”. Una buena estrategia para apropiarla a sus contextos comunitarios, posicionarla con personas tomadoras de decisiones y sumarse al movimiento de juventudes que buscan el cambio para sí, pero también del entorno social.
Consulta los siguientes links para mayor información:
http://www.cinu.mx/presentacion-de-la-agenda-naci/index.php
https://www.facebook.com/juventudesproponenmexico?fref=ts
[1] http://www.imjuventud.gob.mx/imgs/uploads/ENVAJ_2012.pdf Consultado 12/12/2013
[2] http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=18101917 Consultado 12/12/2013
[3] Breilh J. La epidemiología crítica: una nueva forma de mirar la salud en el espacio urbano. Salud Colectiva, Buenos Aires 2010;6(1):83-101
[4] Ortiz-Hernández L. Contribuciones de la epidemiología social a la comprensión de las condiciones de salud de las poblaciones. Nueva Época/Salud Problema 2004;8(14-15):17-26
Juárez Dialoga ha invitado a Juan Carlos Mendoza por su trabajo como activista comprometido con la sociedad y particularmente con Ciudad Juárez. Juan Carlos es biólogo, epidemiólogo y estudiante del Doctorado en Ciencias en Salud Colectiva. También es activista social en materia de VIH, diversidad sexual y derechos humanos. Ha colaborado en organizaciones locales como Programa Compañeros A.C. y actualmente es uno de los coordinadores de la Red Nacional de Jóvenes Activistas LGBTIQ.