En el salón de clases la situación es recurrente. Un alumno, en su afán de llamar la atención, dice un chiste, una majadería o un grito. El salón se ríe y él está contento. El salón no se ríe y entonces no llamó la atención y no funcionó su cometido y tendrá que hacer otra cosa para llamar la atención.
Hoy con las redes sociales la necesidad de atención se puede medir y así desarrollamos una capacidad mayor para satisfacer e incrementar esa necesidad que natural entre el humano.
Entre los jóvenes, donde se incluye el que arriba firma, hay dos maneras predilectas para llamar la atención: una es mandar mensajes positivos para que la gente sienta “esa palmadita en la espalda” virtual y mejore su día.
La otra manera es decir que todo está mal, porque cuando todo está mal es fácil que la gente esté de acuerdo. Así los insultos contra Peña Nieto, contra el gobierno, contra el frío, contra el calor florecen y son cobijados en las redes sociales.
Esta manera es más un sello de nuestra generación: es el escepticismo que hay ante todo. Nada funciona, ni el capitalismo ni el comunismo. Todo está mal. Y todo va seguir fallando porque los que lo intentaron antes no lograron nada, ¿cómo se sabe? Miren el mundo en el que vivimos, es una mierda.
Y bueno, con esto en contexto hace día resonó en Facebook la publicación en su muro de un joven estudiante de periodismo que reproduzco íntegra:
“Gracias a los medios de comunicación que no publicaron ni una sola nota sobre la absurda estrategia de César Duarte para desviar la atención del proceso penal en su contra, congratularse con los chihuahuenses y colgarse la medalla de pacificador de una ciudad que aún es violenta.
Gracias a los reporteros que se dedican a difundir publicidad oficialista disfrazada de información.
Gracias a los periodistas que no se atreven a contradecir las órdenes de sus dueños.
Gracias, porque por ustedes tenemos un periodismo huérfano, de ideales contradictorios, a la medida de nosotros mismos”.
Ante la publicación normal que hizo en su muro de Facebook un profesor suyo hizo la labor de reproducir dichas palabras en los muros de diferentes periodistas de la localidad. Lo que provocó reacciones. Las cuales fueron desde el deslindarse con un “no generalices” y la burla pequeña en fundamentos e inteligencia hasta los aplausos y la solidaridad con el joven.
La realidad es que sí hay sesgo informativo en los periódicos de la región gracias a venta/compra de publicidad oficial. De eso no hay duda. Y de hecho es un secreto a voces entre los periodistas, que alguna vez hayan trabajado en un periódico, que el “tirarle” al gobierno va provocar que dejen de comprar espacios publicitarios.
Ante esta realidad que se reconoce y se sabe, el gritarla se vuelve, entonces, una acción ociosa. Y es que el verdadero dilema y problema es qué hacer ante esto. Sin embargo, la discusión y el debate se centró en si su opinión era válida por ser estudiante, por su edad, o si hay que aplaudirla.
A esto última entra el peligro de aplaudir el grito porque al igual que en el salón de clases si se festeja lo volverá a hacer. Entonces el aplaudir y mostrar, de alguna manera, como ejemplo de lo que necesita el periodismo de la localidad es el simple grito nos quedaremos sin propuestas y con muchos gritos.
Al aplaudir al grito estamos fortaleciendo el techo donde la crítica no pasa de señalar a hacer. Y justamente esa es una de las principales preguntas que tiene México, ya estamos enojados, ¿ahora qué?
Hay que tener mucho cuidado de hacer resonancia del simple grito sobre todo cuando vivimos en esta sociedad de “likes” como a veces funciona como alimento.
JuárezDialoga ha invitado a Michell Vázquez por su compromiso con quienes viven en Ciudad Juárez. Es estudiante de Literatura de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, y trabaja como profesor de secundaria. Escribe cuento, y también realiza un videoblog en you tube titulado Wachate Fany!, dedicado a fomentar la lectura. Fue columnista del periódico Norte por 4 años. Quiere y cuida a su perro Milo.