En el quinto párrafo del Artículo 4° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos se establece que: “Toda la familia tiene derecho a disfrutar de vivienda digna y decorosa”. El tema de la vivienda toca aspectos sociales, físicos, morales, éticos y políticos.
En ese último aspecto, a mi parecer queda reflejado en la ley máxima del país al cual debiéramos acceder todos los mexicanos sobre todo con las especificaciones consignadas en dicho ordenamiento legal: vivienda digna y decorosa. No obstante, uno de los primeros obstáculos para que los ciudadanos alcancemos a tener dignidad y decoro está en las decisiones del poder político cuyos integrantes, sin perder de vista los recursos económicos han solido, con opacidad, decidir a quién de los conocidos o amigos se le otorgará el contrato para la construcción de este o aquel fraccionamiento por un lado; luego, construidas las unidades habitacionales se ceden a inmobiliarias, cuyos propietarios -seguramente-, tienen como valor máximo la ganancia inmoderada, llegan a la usura y al anatocismo. Sin importar que las viviendas hallan construidas sobre terrenos cuya posesión irregular, como suele suceder, con apoyo gubernamental en varias partes de la entidad. Luego, con la sensibilidad requerida para obtener ganancias desalojan a los habitantes y con apoyo del mismo Estado las rehabilitan y las revenden. A veces, me pregunto ¿Sabrán sus hijos del origen de ese bienestar que les brindan esos padres con tan turbio mercantilismo? Me los imaginaba conflictuados pero, no si nuestra sociedad acepta y educa que el poder y el tener son los máximos valores, los hijos de estos mercaderes estarán orgullosos de sus progenitores. Otra cosa sería si aplicaran sus enseñanzas religiosas, si las hubiesen internalizado.
En fin, nosotros, los chihuahuenses que vivimos en el noroeste y me parece que a diferencia de quienes habitan en lo alto de la Sierra, en grandes altitudes y quienes sufren cada año de crueles inviernos, en dónde hasta los baldes de agua guardados bajo techo se les hela el agua o de quienes viven en las grandes llanuras alejadas de los cerros cuyos viejos en Julio y Agosto apuestan sobre el tiempo en que se cocerá un huevo sobre el cemento. Creo que estamos en una región de clima extremoso en dónde las temperaturas mínimas han llegado a los -12°C y las máximas a los 40°C. Sin embargo, los profesionistas entre ingenieros civiles y arquitectos, quienes vienen sólo por la paga, poco les interesan las características climáticas, ya de nuestro entorno, ya de Chihuahua y en todas partes han construido casas de “interés social” (lo entrecomillo porque para la mayoría de las personas de gobierno y empresarios es lo que menos interesa) y usan en las paredes blocs de cemento, con techos de cementos. Con bardas de medio metro de alto con blocs de cemento para separar “un terreno de hasta 100 m² con una semicasa de 2.2 m de altura, en una entidad en la cual el promedio de altura de la población es la más altas del país. Lo que llama más la atención, aparte del terreno es el tamaño de la construcción de 50 m² o menos, No en balde, la voz popular se refiere a esas construcciones de “interés social” como “los palomares”, no únicamente por el tamaño, sino también por la contigüedad. Es hasta hace pocos meses que el gobierno estatal retomó la sabiduría del pueblo e impulsó la construcción de casas con el material que siempre ha sido ecológico en Chihuahua: la tierra, el adobe; material tan térmico que en nuestra entidad hace que en tiempo de calor las casas sean frescas y en tiempo de frío que sean calidas y no como el cemento que los banqueros han promovido fabricando casas que en tiempo de calor son unos hornos y en tiempo de frío unos congeladores pero, el ejemplo social a que han contribuido los banqueros es a la idea de que el cemento “es mejor” para la construcción aunque lo que yo si sé es qué, si es mejor para, para generarles ganancias a los banqueros.
Vivir en estos lugares, mal llamados de “interés social”, es que podrían ser lugares apropiados para el sano desarrollo de las personas si los valores que, en verdad, tuviera nuestra sociedad fueran la honestidad el respeto, la solidaridad, la consideración. Tengo en aprecio a mis vecinos quienes comparten en los hechos esos valores pero, hay otros que en conivencia con las autoridades municipales tuercen ese espíritu vecinal y que reciben visitas ruidosas en la noche (o en el día) y que con los “bajos” de sus vehículos y a todo volumen perturban la paz y tranquilidad de la que somos merecedores; unos quienes viven en otras calles, otros que transitan cerca.
El “Reglamento de Faltas al Bando de Policía y Buen Gobierno del Municipio de Nuevo Casas Grandes” establece en el Artículo 5, Fracción II. Producir ruidos por cualquier medio, que provoquen molestias o alteren la tranquilidad de las personas. A mi entender y con mi diabetes (a la cual con el ruido eleva la glucosa) de lo que dice el mentado reglamento, no puede desprenderse: 1. Ir a pedir que le bajen al volumen; 2. Es que todavía es de día; 3. Ofrecer al denunciante acompañarlo a con el ofensor para que le lea el reglamento o diga qué está enfermo.
“Defendamos el ecosistema del Río Casas Grandes”
JuárezDialoga ha invitado a Jorge Domínguez González a colaborar por su compromiso con la educación y las causas justas. Jorge es profesor egresado de la Escuela Normal Superior “José E. Medrano”. Jorge Domínguez es también un reconocido poeta de la entidad. Su trabajo se puede encontrar en www.tolvaneras.blogspot.com donde dice que es un blog que “intenta ser un espacio de reflexión” con sus “apreciaciones de los procesos de enseñanza aprendizaje que se realizan en la subsede” de la Universidad Pedagógica Nacional ubicada en Nuevo Casas Grandes, Chihuahua.