Un grupo de personas se manifiestan contra la avaricia del sistema financiero mundial marchan frente a Wall Street, mientras, los operadores de la bolsa brindan con champagne desde la altura de sus balcones protegidos por la policía de Nueva York. Burlarse olímpicamente del puñado de indignados que se atreve a cuestionar la lógica del casino del capitalismo mundial es un sólo un leve añadido de cinismo a la vileza. ¿Qué puede hacerle a la guarida del dragón ese minúsculo grupo de indignados? El brindis se ha repetido sistemáticamente. Se trata, sin duda, de hacerle sentir a los rebeldes la futilidad de pretensión de tomar el cielo por asalto. (Si usted no lo puede creer, véalo en http://www.ambito.com/noticia.asp?id=605014 y http://www.lesmotsontunsens.com/occupy-wall-street-manifestants-au-violon-champagne-au-balcon-11264)
Pero aquello que inicio hace tres semanas como una bola de nieve lanzada contra la muralla del poder imperial del sistema financiero mundial -un inaudible aunque enfático “no” a su avaricia rampante- amenaza con convertirse en una avalancha revolucionaria. ¿Quién hubiera pensado se trataba ya de los primeros síntomas un contagio Neoyorkino de la Primavera Africana y la rebelión de los indignados españoles?
La fuerza del número y la necesidad, obran milagros. El puñado de jóvenes que inició la insólita protesta, no sólo respondía a un llamado revolucionario y provocador de un diario canadiense. Oponerse en frio a la avaricia de Wall Street suena ideológico. Los okupas respondían a la indignación concreta del 99 por ciento de arrinconados en la pobreza y la desesperanza por un puñado de cínicos rapaces: el uno por ciento de la cúpula empresarial y política que se lleva el 99 por ciento de la riqueza, esto es, el producto de un trabajo que ya no alcanza para vivir.
Ha sido digno de verse. http://occupywallst.org/ Ni represión, ni incomprensión, ni fatiga le han restado inercia a esta avalancha. La tónica ha sido la obstaculización policial a la Okupa, las marchas y manifestaciones: hasta ayer sumaban ya cerca de 1000 las detenciones reportadas. Pero el avance de la represión no ha sido solo policial, a ésta hay que sumarle: 1) la falta de cobertura de los intereses mediáticos; 2) la hipocresía de la “gente de razón” que exige más claridad; 3) el cinismo provocativo de los privilegiados que descalifica a ese “montón de mocosos mimados” con el sambenito de moda, “terroristas”. En pocas palabra, el rechazo sistemático de una cultura que sigue derivando peligrosamente hacia la nazificación y que espera las bendiciones del establishment para reconocer la ‘seriedad’ de la crisis y la legitimidad de un movimiento crítico dirigido en contra de las raíces del problema.
Nada ha detenido el avance de la heroica protesta. Día a día, más y más gente, se suma a la inercia de este movimiento que irradia esperanza desde la Plaza Libertad, (Zuccotti Park, Nueva York). Intelectuales, organizaciones sindicales, jubilados y hasta turistas se unen a las manifestaciones, plantones y asambleas de este movimiento. No parece exagerado que algunos vean en él toda una revolución en proceso. Una a una, las principales ciudades de Norteamérica y el mundo se suman a la indignación contra la rapacidad capitalista. Después de todo no es difícil sentir la necesidad de buscar otras salidas a esta crisis perenne. Contra la figura del capitalismo triunfalista se desencadena la furia de las multitudes. Es hora de ponerse al día y de marchar una vez más contra la corriente de un sistema que amenaza con llevar el empobrecimiento de los desposeídos a sus últimas consecuencias. (http://es.wikipedia.org/wiki/Occupy_Wall_Street)
La soberbia (hubris) es un ingrediente mayor de la tragedia. El poder ha hecho perder la razón a los que detentan el poder. Habrá que ver hasta cuando los banqueros seguirán bebiendo champagne en su torre de marfil para provocar a los manifestantes indignados. El movimiento ha creció de una manera exponencial al incorporarse al movimiento los más influyentes sindicatos Neoyorkinos.
Es estimulante seguir los detalles de esta insurrección mayor. Un click en Google (imágenes) –con la frase “Occupy Wall Street” en el buscador – nos coloca un ramillete de respuestas indignadas a la vileza de las reglas del juego del capitalismo imperial. Me quedo con dos pancartas que dan una respuesta ingeniosa y “mordaz”al brindis de los bebedores de champagne en las alturas inalcanzables de los balcones de Wall Street: “¿Hambre? Cómete un banquero.” “Cómete a los ricos.” Esta historia promete todavía mucho. Yo me pregunto. Si el muro (Wall) de Nueva York se derrumba como el Muro de Berlín. ¿Subirá el champagne en la bolsa?
Antonio Muñoz (Toño) ha sido un activista social y un académico comprometido con las diversas luchas sociales que se han dado en Ciudad Juárez. En ese sentido, JuárezDialoga lo ha invitado a colaborar en reconocimiento a su trayectoria, y por los aportes que desde su experiencia puede hacer para esta ciudad.