El día 15 de noviembre se realizó el primer enlace conyugal entre dos hombres: Marco Villaseñor Quiroz y Jaime Gándara Salcido (proceso.com.mx, 16 de noviembre de 2013) después de 20 años de vivir como pareja lo que, de entrada, contradice uno de los prejuicios más frecuentemente mencionados desde la homofobia. Las reacciones en contra son esperables.
La oposición al matrimonio entre personas del mismo sexo se ha venido recrudeciendo a partir de las reformas legales a favor de los derechos de las personas en varios países del mundo y, en el nuestro, en el Distrito Federal y en otras entidades como Quintana Roo, Coahuila y Colima.
En diciembre de 2009, ante la aprobación del matrimonio igualitario en la capital del país, en Chihuahua el sacerdote católico José Arriaga reaccionó diciendo que “el matrimonio es de hombre y mujer, por lo tanto si Dios hizo al hombre y a la mujer quienes intentan otro tipo de conductas están promoviendo lamentablemente la negación de lo verdadero.” (elagora.com.mx, 22 de diciembre de 2009).
Iglesias evangélicas en todo el estado, en 2010, se lanzaron a una campaña donde recabaron miles de firmas para solicitar al H. Congreso local que no se aprobaran las uniones civiles entre personas del mismo sexo, lo que tuvo su efecto ya que el Congreso, con los votos a favor del PRI, del PAN y del PVEM y los votos en contra del PRD y el PT, logró un acuerdo para ser enviado a los congresos de otros estados.
El acuerdo fue promovido por el Lic. Roberto Lara Rocha, diputado local en la LXII Legislatura (2007-2010) por el Partido Acción Nacional, relacionado con la COPARMEX y el Tecnológico de Monterrey. A dicha iniciativa se sumó inmediatamente la diputada María Ávila Serna (a la fecha dos veces diputada local y una vez diputada federal) del Partido Verde Ecologista de México. Increíblemente la diputada era secretaria y el diputado era vocal de la Comisión de Equidad, Género y Familia del Congreso chihuahuense.
El mencionado documento (acuerdo número 602) del 2 de marzo de 2010 dice a la letra que la Legislatura del estado de Chihuahua: “Acuerda: Exhortar de manera respetuosa a las Legislaturas de las Entidades de la República, para que en el ámbito de sus facultades y en aras de preservar la esencia del matrimonio y de la familia, como instituciones fundamentales de nuestro país, adopten o en su caso defiendan en sus respectivas legislaciones, una redacción que establezca que el matrimonio es un acuerdo de voluntades entre un hombre y una mujer.”
Olvidaron nuestros diputados locales no solamente que sus particulares puntos de vista no deben prevalecer sobre los legítimos intereses de la ciudadanía, la laicidad del Estado Mexicano y la Constitución Política de los Estado Unidos mexicanos, sino que pasaron por alto hasta el mismo Código Penal del Estado de Chihuahua que en su artículo 197 establece penas de cárcel contra quien “atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas” y, entre otras conductas ilícitas “Niegue a una persona un servicio o una prestación a la que tenga derecho” y especifica que “Para los efectos de esta fracción, se considera que toda persona tiene derecho a los servicios o prestaciones que se ofrecen al público en general”. Inaudito. El fanatismo homofóbico se muestra enemigo de la inteligencia humana, aun la que debe manifestarse en el Congreso.
En este año, a raíz de los Amparos ganados por varias parejas en diferentes estados de la nación, los grupos que insisten en obligar a toda la sociedad a vivir de acuerdo a sus convicciones religiosas vuelven a la carga en contra de las libertades civiles y de la separación entre las iglesias y el Estado. Este año “El arzobispo Constancio Miranda Weckmann, en Chihuahua, ha ordenado a los creyentes que como buenos católicos deben firmar un documento donde se oponen al matrimonio entre personas del mismo sexo” (Anodis.com, 26 de abril de 2013).
La orden del arzobispo metió en crisis a personas católicas que tienen personas queridas y cercanas en situación de vida sexual no convencional. La madre de un joven, Antonia, declaró en una carta abierta: “Me siento entre la espada y la pared porque disfruto el servir a la comunidad, amo a Dios pero también amo a mi hijo y no siento que esto en la iglesia demuestre el amor que Jesucristo nos enseñó, me negué a firmar…”(resistediverso.blogspot.mx, 26 de abril de 2013).
En este mes, ante la inminencia del primer enlace civil en el estado, los pastores evangélicos volvieron a dejar clara su postura. Uno de ellos, Ernesto Hernández, declaró: “Es triste saber que el mal esté ganando en el estado de Chihuahua” (Periódico El Mexicano, 2 de noviembre de 2013).
La historia nos demuestra que las posiciones anti derechos humanos o anti vida, a la larga nunca han podido prevalecer; podemos recordar al dominico Fray Tomás de Torquemada al ateo Stalin o al cristiano Hitler, y a tantos otros que en su momento soñaron que su intolerancia era eterna y que pasarían a la historia como luminarias de la “correcta” conducta humana. Pasaron, sí, pero de una manera diametralmente opuesta a sus pretensiones, sus nombres son sinónimo de violencia e insensibilidad hacia su prójimo.
Una persona muy activa en redes sociales y quien se identifica como Juan Penas escribía, a propósito de este debate, y cito textualmente: “me sorprende de sobremanera como aceptamos como algo natural perversiones que dios condena y que incluso se tache de ´anticuado´ ´provinciando´ y otros calificativos mas a alguien que no esta de acuerdo con hacer legales esas perversiones y nos escandalizamos por otras (como la entrega hecha a jesucristo por la alcaldesa de Monterrey) aun cuando todo lo que existe en la tierra le pertenece…” (laparada.mx, 3 de julio de 2013).
Hay muchas y muchos Juan Penas, en todos los estratos socioeconómicos, en todos los niveles escolares, en todos los partidos, credos y convicciones, en todas las profesiones y los oficios, lo que significa que debemos seguir trabajando, ahora mucho más, todas y todos, a favor de los derechos y las libertades de la gente.
JuárezDialoga invita a Efraín Rodríguez a participar como articulista por su compromiso con la sociedad de Ciudad Juárez. Efraín es maestro en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez y entre otros, ha incursionado desde hace muchos años en los medios de comunicación participando en una variedad de temas, pero sobre todo, para desde su profesión como sexólogo promover la aceptación de la diversidad sexual.