En el contexto de los reclamos nacionales contra el fraude electoral de 1986 en el estado de Chihuahua, Octavio Paz encabezo una denuncia acompañada por un centenar de artistas e intelectuales que firmaron un desplegado que se publicó en varios medios nacionales, entre los firmantes aparecían los chihuahuenses Carlos Montemayor e Ignacio Solares, detalle que nunca olvidó el licenciado Fernando Baeza.
En una plática informal con la maestra Eva Lucrecia Herrera ella me explicó que desde antes del proceso electoral de 1986 participaba a través del Seminario de la cultura en diversas actividades literarias. Después de las elecciones, cuando todavía no había tomado posesión el licenciado Baeza como gobernador del estado le encargó una comisión en la ciudad de México con los artistas e intelectuales chihuahuenses radicados en aquella ciudad de México, casi todos amigos de ella: Sebastián, Víctor Hugo Rascón Banda, Carlos Montemayor, Nacho Solares, Federico Urtaza, Benjamín Domínguez, Joaquín Armando Chacón, José Vicente Anaya, etcétera. Esa reunión la habían estado solicitando ellos mismos a través de Victor Hugo. Esto fue así:
“Los chihuahuenses en la ciudad de México formaban un grupo compacto y con mucha fuerza política por los niveles culturales en que se manejaban. Ellos me empezaron a llamar para decirme que necesitaban una reunión con el gobernador electo para expresarle la necesidad de que se formara la Casa de la Cultura o el Instituto de Cultura. Entonces, cuando yo le digo a Fernando Baeza que se quieren reunir con él para ver qué posición va a tomar él en la cultura dentro de su gobierno, me dice que definitivamente no le interesa reunirse con ellos. Así me llevé varias semanas, yo insistiendo y él negándose cada vez que lo mencionaba, estaba muy resentido por la carta de Octavio Paz porque habían firmado dos chihuahuenses y de alguna manera los incluía a todos.
Yo seguí insistiendo hasta que un buen día, de la noche a la mañana, me dice que sale a México y que concrete la reunión con “mis amiguitos”. Los invitaba a un desayuno y les daba dos horas para que expusieran sus opiniones, eso sí, pedía que fueran muy concretos porque no quería escuchar discursos. Me pidió que yo me encargara de informarles. Hablé inmediatamente con los muchachos, esto fué en agosto, semanas después de las elecciones. Todavía no se sabía cómo iba a estar el gabinete y se ignoraba que se estaba preparando una Dirección de Desarrollo Social para ponerle un hasta aquí a los dirigentes sindicales del SNTE en Chihuahua que tenían gran fuerza política y realmente eran los que decidían absolutamente todo lo de educación. Solo hay que recordar que el día que tomó posesión Fernando Baeza, salió un desplegado firmado por Jacinto Gómez Pasilla donde expresaba mas o menos así: “Usted gobernará el estado; la educación la gobierna el SNTE…” y días después, con la mano en la cintura, le enviaron una terna para que escogiera al que iba a dirigir educación, ellos aceptaban a cualquiera de los tres. Así estaban las cosas.
Después nos enteramos que efectivamente se creaba la Dirección de Desarrollo social y que el designado para ponerse al frente era el licenciado Fernando Leal quien tenía que controlar de Educación, Salud, Deportes y Trabajo Social.
Cuando me dice el gobernador que me encargue del desayuno en la ciudad de México con los famosos chihuahuenses en el exilio, inmediatamente le hablo a Víctor Hugo Rascón Banda que era el que los coordinaba a y rápidamente decide que se haga Banca Cremi donde èl era funcionario. Me voy a México a preparar todo, organizo una reunión con todos durante la noche anterior, no recuerdo si fuè en casa de Víctor Hugo o de Sebastián, y al día siguiente era el desayuno.
Durante el desayuno todos dijeron cosas leves porque habían decidido que fuera Carlos Montemayor el que se encargara de pedir la creación del Instituto de cultura.
Se recordó que casi todos los estados tenían una sede cultural y que a pesar de que la Universidad de Chihuahua se había fundado desde 1955 no existía ninguna instancia para la cultura. Le dijeron que todos ellos habían tenido que emigrar a la ciudad de México a luchar, en sus diferentes áreas porque Chihuahua no tenía nada qué ofrecerles. Carlos Montemayor concluyó exigiéndole la creación del Instituto o Casa de Cultura, lo que mejor le pareciera.
El gobernador no se comprometió solo dijo “señores lo voy a tomar en cuenta” y antes de retirarse, con algo de sarcasmo, les regala a todos unos discos con canciones de Lucha Villa y Ventura Romero que se habían hecho durante la campaña electoral. Se despide, no sin antes desearles que disfruten los discos.
Ese es el antecedente más remoto del Instituto Chihuahuense de la Cultura y el mérito de haberlo solicitado o exigido le corresponde a Carlos Montemayor.
Yo me regresé a Chihuahua, seguí trabajando en secundaria Estatal número número 8, pero iba mucho a la Coordinadora a ayudarle a Magaly, la esposa del gobernador porque la toma de posesión iba a ser en el Estadio Universitario. Entonces saliendo de la escuela iba a ayudarles a rotular las invitaciones.
Pocos días después de haberse hecho cargo me dijo el gobernador que me necesitaba en la Dirección de Desarrollo Social con Fernando Leal a quien yo conocía muy bien pues había sido mi compañero de generación y después él se había ido a estudiar en la escuela de economía de la UNAM . Personalmente me había encomendado que me hiciera cargo de ver todo lo que se necesitaba para crear el Instituto Chihuahuense de la Cultura, pero a Fernando Leal le había advertido que no se iba a instalar sino hasta el final de su sexenio porque no quería problemas con la gente de la cultura era muy crítica y nadie podía controlarlos.
Nos asignaron las oficinas donde ahora se encuentra el estacionamiento del Palacio de Gobierno. Ahí se acomodó la Dirección de Desarrollo Social con solo tres personas al principio: Fernando Leal del Rosal, su secretaria Tencha Hernández, y yo. Asi estuvimos en aquellas oficinitas de octubre 1986 a febrero 1987, hasta que terminaron el Edificio Héroes de la Revolución. Nos cambiamos y casi en el mismo momento empieza a llegar gente desconocida de todas partes, eran los pagos de las facturas “electorales” . Se soltaron vehículos, camionetas que luego las pedían para irse de vacaciones.
Fernando Leal, una gente buena, pero no tenía el carácter para controlar todas las bribonadas y corruptelas que se realizaban casi en sus ojos. Yo me dedicaba a organizar conferencias, presentaciones de libros, pero no tenía ni antecedentes, ni puntos de referencia, por eso le solicité los recursos para viajar a cinco estados, entre otros Jalisco, Aguascalientes, Zacatecas. Estuve quince días visitando todas las áreas que tenían en sus instituciones de cultura y de regreso pensé que era fundamental la creación de un Consejo para que los gobiernos no hicieran con la cultura lo que les diera la gana, pero eso sería hasta después de que se creara el instituto de Chihuahua. Suguiendo con el diagnostico me dediqué a visitar y hacer reuniones con los presidentes municipales. Ahí me brincaron la licenciada Luz Ernestina Fierro y Mundo Fernández porque no entendían que me traía entre manos, pero no pasó a mayores y yo terminè mi diagnóstico, presente un informe con todas las necesidades que me habían expuesto. Mientras tanto la situación en la Dirección se iba deteriorando cada vez más por la corrupción
El doctor Ramón Navarro se hizo cargo de la Secretaría en 1988, para entonces era mucha gente la que se movía en aquellas oficinas, pero yo tenía unas cuantas personas que me apoyaban y con ellas había promovido una serie de homenajes dedicados a los artistas e intelectuales sobresalientes que habían puesto en alto el nombre de Chihuahua, empecé con Jesús Gardea en Delicias y luego hice los de Benjamín Domínguez, el de Sebastián. El homenaje a Victor Hugo Rascón Banda fue muy emotivo, lo hicimos en Uruáchic y se presentó una obra de teatro que llevó Micaela Solís. Programé el homenaje a Carlos Montemayor, pero se negó y me contestó con las siguientes palabras: “Yo no acepto homenajes de un gobierno espurio”. Tambièn quise organizar en Cuauhtemoc el de Agueda Lozano, pero la misma gente de ahí mostró muy poco interés.
Carlos Salinas en Camargo
La reunión del 11 de mayo de 1989 en Camargo se gestó así, me acuerdo que yo andaba en Palacio de Gobierno, y de repente salió el gobernador Fernando Baeza y me dice: tienes que coordinar una reunión con todos tus amiguitos, y va a ser una cena. con el presidente, así que prepárate pero ya. Y que viene el Estado Mayor. Me acuerdo que me fui a la oficina hecha la mocha, organicé las reservaciones hospedaje, comidas y todo. Invité a Víctor Hugo Rascón Banda, Orozco Dehesa, Socorro Bonilla, a Gonzalo Martìnez y su hermana menor, a Enrique Cortazar, Joaquín Armando, Federico Urtaza, Roberto Bañuelos, y Lucha Villa, Carlos Montemayor ni siquiera consideró la posibilidad, era de una pieza.
De Chihuahua fueron invitados: Margarita Urías, Luis Urías, Enrique Servín, Alfredo Espinoza, María Eugenia Falomir y de ciudad Juàrez a Chávez Dìaz de Leòn y Carmen Cardenal que interpretó algunas canciones.
La cena se desarrolló en muy buen ambiente de camaradería y llegado el momento Víctor Hugo se encargó del discurso en nombre de todos solicitando al presidente la Casa de la Cultura. Salinas dijo que lo iba a considerar. Nunca se comprometió.
Te cuento una anécdota muy curiosa, cuando estaba por terminar la cena se acercó el del estado mayor presidencial y me dice:
– Necesito que me tenga quién sabe cuántos kilos de quesos y otro tantos de camarón gigante…
Yo me quedo tiesa porque no hallo como decirle, pero le yengo que decir
– Señor, perdone, pero es que Chihuahua es un estado costero, ¿de dónde lo saco?
– Ah que caray, se queda como pensando
Entonces para salir del paso le digo
-Lo que le puedo conseguir es carne seca.
Se le ilumina la cara y me dice.
Muy bien. muy bien , que sea carne seca
– Imagínate, carne seca en lugar de camarones gigantes.
Los fierros en la lumbre
El domingo de la semana pasada se publicó en Magazine un reportaje con información proporcionada por la escultora Lourdes Trevizo y dieciocho fotografías. De esta manera me estoy enterando que ella está realizando una estatua ecuestre del general Francisco Villa que medirá catorce metros de alto asentada sobre una base ocho metros y que, por lo tanto, se trata de un monumento que sumará 22 metros de altura y 11.5 metros de largo. Se ubicará en Parral y se pretende que se convierta en un emblema de la ciudad porque será la estatua elaborada en bronce más grande del mundo. En esto de las dimensiones se recuerda que en Toluca luce una escultura de Zapata de once metros.
Respecto a la indumentaria y carácter de la escultura se informa que el jinete portará saco y chaleco, camisa y corbata recordando la época en que el general Villa fué gobernador del estado . Se asegura que hay un 80 % de avance y que para el mes de octubre estará terminada después de dos años en que se inició el proyecto.
La escultora señala que “sin ser la última de sus creaciones considera esta estatua ecuestre como uno de los puntos mas altos en sus 26 años como artista plástica . Enseguida se afirma que por el tamaño y la importancia fue una obra muy peleada y que ella fue la seleccionada para realizar esta obra entre varios candidatos de la talla de Gabriel Ponzanelli y Carlos Espino.
Hace algunos meses escribí aquí mismo que en otras ciudades se toma muy en serio cada cambio que se introduce en el paisaje de los centros históricos. Me refería al caso de una obra de Agueda Lozano que las autoridades de París habían seleccionado, entre otras, para sustituir una que se había retirado, por deterioro irreversible ,de uno de los parques del centro de la ciudad, entre la selección de varias propuestas concursante, la decisión de la autoridad y la instalación, tuvieron que agotarse muchas acciones en las que intervinieron los vecinos e interesados en la plaza. Muchas consultas y consideraciones hasta que por fin se llegó a un acuerdo en el que fue determinante la opinión de la colectividad.
El razonamiento de porqué se tiene que proceder de esa manera es muy simple y claro: las ciudades son de quienes las habitan, son como las casas grandes de todos: las calles, las plazas, los jardines , los edificios públicos, los monumentos, son parte de esa casa grande y todos los que han vivido y seguirán viviendo ahi son los mas interesados y a los que se debe tomar en cuenta y los que en última instancia deben decidir.
En el caso que he puesto de ejemplo hay dos pasos fundamentales: el concurso abierto y democrático donde participa un grupo de expertos de confianza que seleccionan la mejor de las obras concursantes y luego la consulta donde participan todos los interesados.
Nos dice la escultora Lourdes Trevizo que el concurso para decidir a quien se le asignaba esta obra estuvo muy peleado y al final escogieron su propuesta. Con todo respeto le pregunto públicamente tres cosas:
¿Quienes participaron como jurados , o expertos encargados de tomar la decisión?
¿Quienes fueron los artistas, los escultores que participaron con sus propuestas?
¿En base a qué se decidió que su propuesta era la mejor de todas?
Publicado en La Fragua de los Tiempos, domingo 30 de agosto , No. 1115
JuárezDialoga ha invitado a Jesús Vargas Valdés por su gran compromiso con la investigación, la docencia y la historia, así como con las causas justas. Jesús es historiador y ha escrito múltiples libros relacionados con diversos temas de la historia y la política en el estado de Chihuahua. Desde 1986 publica en el periódico el Heraldo de Chihuahua La Fragua de los Tiempos.