Más allá de las diferencias políticas e ideológicas, el espacio que se abrió con la “Caravana del Consuelo” para la participación de muchas y muchos juarenses fue de gran importancia. Y no hablo de quienes estuvieron “arriba” de los templetes, sino de quienes asumieron desde el principio que su tarea era estar atrás, organizando el hospedaje, la alimentación, consiguiendo los recursos para que ello fuera posible.
Hablo de las señoras de las colonias que tocaron puertas entre las y los promotores comunitarios buscando familias que quisieran recibir a los caminantes que nos visitaban. Familias que orgullosas dijeron “SI” y, por cierto, se quedaron esperando, pues el miedo se impuso y los caminantes prefirieron quedarse todos juntos.
Hablo de las y los jóvenes de los Centros de Aprendizaje, dispuestos a participar, entregados en su tarea de cuidar a los visitantes y de “dar seguridad” a la caravana, conteniendo expresiones de violencia a veces presentes entre los manifestantes. Los mismos que llegaron antes de las 8:00 a la Universidad, a ofrecer su servicio para que las mesas de trabajo iniciaran a tiempo y se sentaron, llenos de frustración, a esperar que alguien pusiera orden en aquél completo desorden.
Especial mención merecen también, las y los ciudadanos de a pie, que llegaron a los eventos, que participaron con la esperanza de que “surja algo”, de que Juárez despierte de una vez por todas de la indiferencia y el miedo, de la decepción de ver traicionados y truncados sus anhelos democráticos. Todas y todos aquellos que gritan YA BASTA y reconocen en este movimiento encabezado por Javier Sicilia, una posibilidad de participación, justo porque “no es un político” y “porque habla y participa desde el corazón, con el dolor todavía en la cara”(1).
El recorrido de la Caravana, los días que estuvieron en Juárez y los sucesos posteriores reafirman que sólo desde la construcción lenta y callada de la organización de base podrá generarse un movimiento ciudadano que transforme este país. Confirma que no hay salidas rápidas y que una agenda no puede construirse en dos días, mucho menos si se alude verdaderamente y de fondo a procedimientos democráticos y de participación.
Las preguntas que surgen, más allá de la diversidad de agendas y los acuerdos o no acuerdos sobre ella, se relacionan con lo que hacemos –o dejamos de hacer- para visibilizar a las víctimas y para resarcir los daños, para presentar y discutir las agendas con las y los ciudadanos de a pie; para facilitar que la agenda de un movimiento nacional se ancle y enriquezca desde la realidad de Juárez; para abrir espacios para la participación y organización de las y los juarenses “no organizados”.
Sólo desde un movimiento ciudadano local, de base, participativo y exigente podremos transformar nuestra querida y dolida ciudad. Un movimiento nacional necesita nutrirse de fuerzas locales articuladas y fortalecidas. ¿Cómo si no –y de dónde- puede surgir un movimiento ciudadano con la fuerza necesaria para refundar México? Mientras ello no suceda, seguiremos discutiendo sobre una agenda que, más allá de los puntos que incluya tiene pocas posibilidades de incidir, por la poca fuerza que la respalda.
Y en otra tesitura, quiero aprovechar este espacio para agradecer, más aún que la de Sicilia, la presencia de un grupo de “caravanos”, no se quienes eran ni de dónde venían. De su autobús salía una voz infantil que cantaba, todos los que miraban hacia nosotros cantaban y sonreían, algunos lloraban, alguien hacía mímica sobre los cantos. De ellos surgía una alegría que contagia, la alegría de quienes venían a estar en y con nosotros; la alegría de quienes se saben –y se sienten- parte de una causa mayor, la causa de la paz con justicia y dignidad.
(1) Respuesta de una participante en la Caravana, al preguntarle el motivo de su presencia allí
JuárezDialoga ha invitado a Lourdes Almada por su trayectoria de participación en la Sociedad Civil Organizada de Ciudad Juárez. Actualmente coordina la Red por la Infancia en Juárez que fue creada en el año 2000 y articula organizaciones de la sociedad civil cuyo objetivo es trabajar por las niñas y los niños de Ciudad Juárez; proporcionando servicios de cuidado y educación infantil, formando adultos educadores, especialmente docentes, madres y padres de familia y realizando intervenciones comunitarias con propuestas dirigidas a la infancia. También, Lourdes es integrante del Consejo Ciudadano por el Desarrollo Social en Juárez.