Me pasó hace dos años, en el preescolar de Renetukis.
En una reunión amplia, con padres y madres de familia, una esbelta directora pedía a los padres la cooperación voluntaria, de manera discreta buscaba la manera de presionar sin ser grosera.
Pensó, imagino, que sería mejor motivar la participación por medio de estimular con un reconocimiento público a quien cumpliera con la cooperación voluntaria.
Fue mencionando los nombres de quienes habían dado su aportación, pidió un aplauso para ellos, y el pueblo aplaudió por estar acostumbrado a hacer lo que le dicen, y pensar después.
Pero la pasión brotó en quién se sintió aludida, porque casi siempre son mujeres las que acuden a las reuniones de la escuela, y empezó a defenderse en público de su situación particular.
No recuerdo el orden de las explicaciones, pero muchas eran más o menos así:
Me habían dicho que sólo daba cuota por un niño y no por los dos.
Pedí que me esperaran porque mi esposo se quedo sin trabajo.
No están considerando que la madre de los niños se fue a trabajar al otro lado después de que desapareció el papá y yo tengo que encargarme de estos niños y además de los de mi otra hija.
Yo ya sabía que no tendría dinero, por eso siempre ayudo cuando se requiere algo en la escuela, mucha gente da su cuota y se olvida de ayudar y aquí estamos siempre las mismas.
Etcétera, etcétera, etcétera.
Claro que las respuestas también se hicieron presentes:
Yo tampoco tengo trabajo, pero vendo menudo para pagar la escuela.
Pero es que muchas veces los papás no tienen para la escuela pero sí para las caguamas.
Yo también tengo aquí dos hijos y yo pago por los dos.
Yo ya pagué la cuota y también vengo a ayudar en la escuela.
La esbelta directora, sólo escuchaba y movía la cabeza asintiendo, en ratos con mueca de aprobación y en ratos de comprensión.
Trate de dar un punto de vista diferente, levanté mi mano y expliqué a los padres que la educación debe ser gratuita y garantizada por el gobierno. No por ser cómodos, sino que para eso esta el gobierno para recibir las aportaciones de todos y dotar los bienes y servicios públicos. Les dije que ahí estábamos ciudadanos y ciudadanas enfrentados y que no teníamos capacidad de resolver esa situación, pues la responsabilidad es del gobierno. Que debíamos voltear a ver a los responsables y decirles que los recursos que envían no son suficientes, que se requieren más. Que si juntos exigimos a los responsables, es más fácil que arreglemos algo a que siempre estemos peleando entre nosotros.
Un silencio de dos segundos pareció eterno, la gente afirmaba con su cabeza y denotaba reflexión en sus ojos.
Hasta que alguien habló diciendo que no era justo que unas paguen más que otras, y otra dijo que no tenía el dinero de unas para pagar tanto, y la discusión regresó al mismo tono anterior…
La experiencia que me quedo todavía la estoy digiriendo.
El lunes me dijeron que tenía que pagar una cuota voluntaria. Yo dije que el gobernador dijo que no es cierto, y me contestaron que entonces tendría que prestar algún servicio a la escuela. ¡Mierda! No me puedo negar al trabajo comunitario. Pero la cosa no es tan así. Es decir, el trabajo comunitario sirve para mejorar una comunidad, y el trabajar en la escuela es para suplir las carencias que no quiere cubrir el gobierno.
Mi postura ante la educación es que la de mejor calidad debería ser la pública, y sospecho que es dónde el gobierno más recursos debe ofrecer. Pero sabemos muy poco de los recursos que se invierten en educación. Así que me puse a buscar algunas cifras.
Resulta que el gobierno del estado destina a educación el 38.95 % de su presupuesto. Lo cual no parece poco.
La UACJ, tiene un presupuesto que equivale al 54.89 % del total del municipio. Que por cierto, aquí no son congruentes los datos del Estado y de la UACJ. Por un lado el Estado dice que le asignará, $ 996,746,130.00, pero por otro lado dice la UACJ que sólo espera recibir de esta fuente, $ 364,997,265.00.
Que bueno, los presupuestos nunca se reproducen como tal, pero revisando los datos sobre los montos ejercidos, resulta que el gobierno del Estado dice para junio del 2013 ha entregado a la UACJ $ 308,770,202.00 y en el caso de la UACJ, la información no es clara pues aparecen dos cuadros con los mismo conceptos, que según se actualizaron en julio del 2013 y en el mejor de los casos dice haber recibido del estado la cantidad de $247,746,439.53.
Si sólo revisando lo que se entrega a una institución de educación superior, los números no cuadran… ¿qué pasará si revisamos todo lo que se invierte en educación?
Cuando vi que se invierte más en educación que en el Congreso del Estado, llegué a pensar que tal vez no hay dinero que alcance y sí se necesita la aportación voluntaria en las escuelas.
A nivel municipal el dinero invertido en educación tampoco es poco. El informe de gobierno de este año, tiene un presupuesto de 4.5 millones de pesos. Sin contar las obras públicas, pocos gastos lo superan y uno de ellos son los 15 millones invertidos en becas escolares, que se traducen a mil pesos al año para un total de 15 mil estudiantes. Mil pesos resuelven muy poco en cuestiones escolares, pero si son significativos para algunas familias que llegan a hacer enormes filas en el frío congelante o en el sol abrasador entonces estamos hablando de niveles muy altos de miseria. Que sólo por pensar, puede poner a la gente en una disposición clientelar como seguros votantes.
Es decir, 15 mil votos no suena mal es el 9.1 % de la cantidad de votos que obtuvo el actual alcalde electo de la ciudad. ¿Vale la pena la miseria de la gente por el 9% de votos? Yo digo que no, pero supongo que no todos piensan como yo. Tal vez si esos 15 millones se gastaran cada año en distintas escuelas, en remodelaciones que puedan durar de 10 a 15 años, tal vez, sólo tal vez estarían mejor invertidos.
Parece, ser entonces que el problema no esta en la cantidad de los recursos destinados a la educación, sino en cómo se administran esos recursos.
En fin, como ciudadanos poca atención ponemos sobre los recursos canalizados a la educación y al parecer no son pocos pero ¿están bien administrados?
JuárezDialoga ha invitado a Hernán Ortiz III para colaborar por su trayectoria académica y participación en la Sociedad Civil Organizada. Hernán es profesor en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ). También, colaboró en la Organización Popular Independiente (OPI) y en el Consejo Ciudadano por el Desarrollo Social (CCDS). Actualmente dirige la organización civil Ciudadanos por una Mejor Administración Pública (CIMAP) conformada por un grupo de ciudadanos que trabajan por tener una mejor ciudad al proponer a las autoridades, mecanismos para mejorar la administración pública.